Entre odio y pasión

7.

Chiara salió de los vestuarios con el corazón palpitante. Las palabras de Violeta resonaban en su mente, cada una de ellas un eco de confusión y emoción. Mientras caminaba hacia la siguiente clase, se dio cuenta de que su vida había dado un giro inesperado. Nunca había imaginado que Violeta, su eterna acosadora, podría sentir algo más allá del desprecio.

"¿Y ahora qué?", pensó, sintiendo un nudo en el estómago. Había tanto en juego. Aunque algo dentro de ella respondía a la sinceridad de Violeta, el miedo la mantenía en guardia. ¿Realmente podía confiar en ella?

En la clase de literatura, Chiara tomó asiento junto a Ruslana, que notó de inmediato que algo le preocupaba.

—¿Estás bien? —preguntó Ruslana, mirándola con preocupación.

—Es... complicado. —Chiara miró al frente, intentando evitar que su mente divagara hacia Violeta.

—¿Complicado? ¿Te refieres a Violeta? —Ruslana no necesitó más que un vistazo para saber de qué hablaba.

Chiara suspiró.

—Sí. Hablamos ayer... y me dijo cosas. Cosas que no esperaba.

—¿Como qué? —preguntó Ruslana, intrigada.

—Que le gusto. Que quiere cambiar. —Chiara se frotó las manos, sintiendo la tensión aumentar.

—Wow. Eso es un gran cambio. —Ruslana sonrió, intentando hacer que Chiara se sintiera mejor. —¿Y tú? ¿Qué sientes?

—No lo sé. —Chiara bajó la mirada, sintiéndose atrapada en un torbellino de emociones. —Por un lado, me gustaría creerle. Pero por otro, no puedo olvidar lo que ha hecho.

—Es comprensible. Pero quizás deberías darle una oportunidad. La gente puede cambiar.

—¿Y si es solo un juego? —Chiara levantó la vista, angustiada. —No quiero ser otra vez el blanco de sus burlas.

Ruslana le dio un toque en el brazo.

—Tú decides. Pero, ¿no sientes algo por ella?

Chiara sintió un calor en su rostro.

—Sí, pero eso es lo que más me molesta. Me está gustando... y no debería.

—Entonces, ¿por qué no le dices cómo te sientes?

Chiara se encogió de hombros.

—Porque no sé si puedo confiar en ella. Quiero ver si realmente va a cambiar. No quiero que me rompa el corazón de nuevo.

La conversación se interrumpió cuando entró el profesor. Chiara se concentró en la clase, pero su mente seguía divagando. La imagen de Violeta no se borraba de su cabeza. Esa sonrisa desafiante, esos ojos que parecían ver más allá de la fachada que había construido. ¿Sería posible que lo que había dicho era cierto?

Al finalizar la clase, Chiara y Ruslana salieron juntas.

—¿Vas a buscar a Violeta? —preguntó Ruslana con curiosidad.

—No lo sé. Quizás debería. Pero... ¿y si me hiere de nuevo?

—A veces, correr riesgos es lo que nos lleva a cosas buenas.

Chiara se detuvo un momento, considerando las palabras de su amiga. Finalmente, decidió que lo mejor sería enfrentar a Violeta.

—De acuerdo. Iré a buscarla.

El corazón le latía con fuerza mientras se dirigía a la cafetería. Cuando llegó, vio a Violeta sentada con Denna, hablando animadamente. Chiara respiró hondo y se acercó, sintiendo la mirada de Denna en ella.