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Violeta caminaba por el pasillo, sintiendo cómo la tensión se acumulaba en su pecho. Era un mes desde que había confesado sus sentimientos a Chiara, y aunque las cosas habían mejorado entre ellas, la sombra de Sarah seguía acechando su felicidad.

Cada vez que veía a Chiara y Sarah riendo juntas, un nudo de celos se formaba en su estómago. ¿Por qué tenía que ser tan encantadora? La forma en que Sarah se inclinaba hacia Chiara, sus ojos brillantes de admiración, le provocaba un deseo de alejarse y gritar.

Denna, su mejor amiga, la alcanzó en el pasillo.

—Violeta, ¿estás bien? —preguntó, notando la expresión en su rostro.

—No, no estoy bien. —Violeta se cruzó de brazos. —Mira, ahí están de nuevo.

Denna siguió su mirada y vio a Chiara y Sarah sentadas juntas en una mesa, compartiendo risas.

—¿Qué tiene de malo que sean amigas?

—No son solo amigas. —Violeta resopló. —Sarah la mira como si fuera la última Coca-Cola en el desierto.

—¿Y tú? ¿La miras diferente? —Denna preguntó, levantando una ceja.

—Por supuesto que sí. —Violeta se giró hacia ella. —Yo quiero que Chiara sea algo más que una amiga. Pero si Sarah sigue con sus tonterías, no sé qué va a pasar.

—Tal vez deberías hablar con Chiara sobre tus sentimientos. —Denna sugirió.

—Y arriesgar lo que ya hemos construido. —Violeta sacudió la cabeza. —No estoy lista para eso.

—A veces, hay que arriesgarse. —Denna sonrió, intentando animarla. —Además, si no le dices lo que sientes, ¿quién te asegura que Sarah no se le declare?

Violeta sintió un escalofrío. Esa era una posibilidad aterradora. Se giró de nuevo hacia Chiara, que ahora parecía disfrutar de la conversación con Sarah, riéndose de algo que esta había dicho.

—No sé si puedo. No quiero perder su confianza.

—Pero ¿qué pasaría si Sarah se convierte en algo más para ella? —Denna presionó. —Tienes que hacer algo.

Violeta pensó en cómo había trabajado tan duro para acercarse a Chiara, para ganar su confianza. La idea de perder todo eso por no actuar la llenaba de ansiedad.

—Necesito pensarlo. —dijo Violeta, decidida a no dejarse llevar por los celos.

A medida que pasaron los días, Violeta observaba la relación entre Chiara y Sarah desde la distancia. Cada risa, cada mirada cómplice, aumentaba su frustración. En una ocasión, las vio sentadas en una esquina del campus, Sarah se inclinaba hacia Chiara, y Violeta sintió que algo en su interior estallaba.

—Esto tiene que parar. —dijo en voz baja, tratando de calmarse.

Esa tarde, decidió que no podía dejar que las cosas siguieran así. Necesitaba aclarar sus sentimientos, no solo para ella, sino también para Chiara. Mientras se preparaba para el día, se miró en el espejo.

—Tienes que ser valiente. —se dijo a sí misma.

Cuando llegó a la universidad, se dirigió directamente a la cafetería, donde sabía que encontraría a Chiara. Al entrar, la vio sentada en una mesa con Sarah.

—Genial. —susurró, sintiendo que su corazón latía más rápido.

Se acercó y, antes de que pudiera pensar demasiado, habló.

—Chiara, ¿puedo hablar contigo un momento?

Chiara la miró, sorprendida, pero sonrió.

—Claro, Violeta. —dijo, levantándose de la mesa. —¿Pasa algo?

—No, solo... me gustaría hablar a solas. —respondió Violeta, sintiendo que los ojos de Sarah la seguían.

Una vez alejadas, se detuvieron en un rincón más tranquilo.

—¿Qué sucede? —preguntó Chiara, con una mezcla de curiosidad y preocupación.

Violeta se tomó un momento para reunir sus pensamientos.

—He estado pensando en nosotros. En nuestra relación.

—¿Nosotros? —Chiara frunció el ceño, confundida.

—Sí. —Violeta respiró hondo, preparándose para ser vulnerable. —Lo que siento por ti ha crecido más de lo que esperaba.

—¿De verdad? —Chiara parecía sorprendida, pero también interesada.

—Sí. Y eso incluye cómo me siento acerca de Sarah. —Violeta vio la forma en que la expresión de Chiara cambiaba. —Me molestan sus constantes intentos de acercarse a ti.

—Pero son solo amigos... —Chiara comenzó, pero Violeta la interrumpió.

—No solo amigos, Chiara. Yo veo cómo te mira. Veo cómo se ríe de tus chistes. —La frustración salió en su voz. —Y no puedo evitar sentir celos.

Chiara la miró, un destello de comprensión iluminó su rostro.

—No sabía que te sentías así. —dijo Chiara en voz baja. —Pero, Violeta, yo estoy aquí contigo. Sarah es solo una amiga.

—¿Y si no lo es? —Violeta insistió. —¿Y si en algún momento decides que prefieres estar con ella?

—No quiero estar con Sarah. —Chiara se cruzó de brazos, su expresión se tornó seria. —Me gustas tú, Violeta.

Las palabras de Chiara fueron como un rayo que iluminó la oscuridad en la que Violeta había estado atrapada.

—¿En serio? —preguntó, sintiéndose aliviada y emocionada.

—Sí, pero esto es complicado. —Chiara admitió, su voz temblando un poco. —Quiero ser honesta contigo, pero la amistad con Sarah también es importante.

—No te estoy pidiendo que elijas entre nosotras. —Violeta se sintió vulnerable pero decidida. —Solo quiero que sepas que estoy aquí, y que estoy dispuesta a luchar por lo que tenemos.

—Me gustaría que esto fuera más simple. —Chiara suspiró. —Siento que estoy en medio de dos cosas que no se pueden mezclar.

Violeta se acercó un poco más, mirándola intensamente.

—Si realmente te importo, entonces enfrentemos esto juntas. No dejes que Sarah te confunda. Yo estoy aquí, Chiara. Estoy dispuesta a ser lo que necesites.

Chiara pareció considerar sus palabras, sus ojos mostraban una mezcla de confusión y esperanza.

—¿Y si Sarah decide interponerse?

—Entonces haremos lo que tengamos que hacer. —dijo Violeta, firme en su resolución. —No dejaré que nadie se interponga entre nosotros.

Chiara sonrió lentamente, como si esa promesa la hubiera reconfortado.

—Está bien. Vamos a intentarlo.

Ambas se miraron, y Violeta sintió que el peso en su pecho comenzaba a aliviarse. Aun así, la sombra de Sarah seguía presente, pero por primera vez, sentía que tenía una oportunidad.

—Te agradezco que me digas lo que sientes. —dijo Chiara, sus ojos brillando.

—Siempre. —Violeta sonrió, sabiendo que la batalla por el corazón de Chiara apenas comenzaba, pero estaba lista para luchar.

A medida que se dirigían de regreso a la mesa, Violeta sintió una nueva determinación. No iba a dejar que Sarah o nadie más se interpusiera en su camino. Chiara era su prioridad, y estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para proteger lo que habían construido.

El camino no sería fácil, pero ahora estaban juntas, y eso era suficiente para darle esperanza.

- VC, spirito

Entre odio y pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora