El sol había caído y la noche se apoderaba de la ciudad cuando Chiara llegó a la casa de Martin. Se podía escuchar el murmullo de las risas y el bullicio de sus amigos desde el exterior. Se sentía un poco nerviosa; no era fanática de las películas de terror y, en su mente, cada sombra parecía un monstruo. Pero sabía que Violeta estaría allí y eso la tranquilizaba.
—¡Chiara! —exclamó Ruslana al abrir la puerta. Su cabello rubio brillaba bajo la luz tenue del salón. —¡Llegaste justo a tiempo!
Chiara entró, dejando atrás el frío de la noche. La casa estaba decorada con luces parpadeantes y había un aire de emoción. Martin estaba organizando todo, y Denna se encargaba de preparar unos bocadillos.
—¿Qué tal, Chiara? —preguntó Martin, dándole una palmada en la espalda. —¿Lista para asustarte?
—Tú sabes que no soy buena con estas cosas, —respondió ella, riendo nerviosamente.
—No te preocupes. Violeta te protegerá, —dijo Denna con una sonrisa traviesa mientras se servía un poco de palomitas.
Chiara miró a Violeta, que estaba a su lado, y le sonrió.
—Claro, siempre estaré aquí para ti. Puedes acurrucarte en mí si te asustas, —dijo Violeta, guiñándole un ojo.
—Eso suena como un buen plan, —respondió Chiara, sintiendo que su nerviosismo se desvanecía un poco.
Los amigos se acomodaron en el sofá y en los cojines del suelo, creando un ambiente acogedor y divertido.
—Primera película: "El Conjuro". —anunció Martin, mientras pasaba a buscar la bebida. —La he visto mil veces, pero nunca deja de dar miedo.
Chiara se encogió en su asiento, mirando a Violeta.
—¿Seguro que no hay nada más ligero? —preguntó, sintiendo el escalofrío recorrer su espalda.
—Vamos, Chiara, ¡es solo una película! —le dijo Martin, riendo. —Si la ves con nosotros, será más divertido.
La sala se oscureció y el sonido de la película llenó el aire. Chiara sintió la mano de Violeta entrelazarse con la suya, y eso la tranquilizó un poco. Mientras la película comenzaba, las luces brillantes y los sustos de la trama la hacían saltar en su asiento.
—¡No mires! —susurró Denna en un tono burlón cuando una escena aterradora apareció en la pantalla.
—Yo no puedo evitarlo, —respondió Chiara, cubriendo su rostro con una almohada.
—¿Quieres que te cuente la historia mientras la miras? —bromeó Violeta.
—¡No, por favor! —Chiara se rió, aunque estaba más atenta a la pantalla que a la conversación.
A medida que la película avanzaba, el ambiente se tornó más tenso. Cada ruido extraño hacía que Chiara se encogiera un poco más. En una escena particularmente aterradora, se dio cuenta de que había cerrado los ojos.
—¿Qué? ¿No quieres ver cómo sale el espíritu? —bromeó Ruslana, mientras todos se reían.
—No puedo, ¡me da mucho miedo! —exclamó Chiara, aún con la almohada en la cara.
Violeta se rió suavemente.
—Está bien, acurrúcate más cerca de mí. —Y, sin dudar, la abrazó con ternura.
Chiara se sintió más segura en sus brazos, pero la tensión de la película seguía presente. En una escena de gran suspenso, ella no pudo evitar gritar.
—¡Dios mío! —se sobresaltó.
—¡Eso es lo que queríamos! —gritó Martin, riendo a carcajadas.
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Entre odio y pasión
أدب الهواةChuara y Violeta se detestan desde el primer encuentro, pero a medida que las circunstancias las obligan a estar juntas, el odio se transforma en una atracción inesperada. Lo que comienza como rivalidad, poco a poco da paso al amor, desafiando sus p...