Primer día

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Chiara se despertó con un nudo en el estómago. Era su primer día en la universidad y, a pesar de que había soñado con este momento durante años, la realidad la hacía sentir un torrente de nervios. Miró el reloj; tenía tiempo para prepararse. Se puso una blusa blanca y unos jeans ajustados, deseando que su apariencia le diera un poco de confianza.

—Mum, I'm leaving! —gritó, mientras bajaba las escaleras.

Su madre, Emma, apareció en la cocina, con una taza de té en la mano.

—Are you excited, sweetheart? —preguntó, sonriendo.

—A little bit nervous, to be honest.

Emma le dio un suave abrazo.

—You'll be great, Chiara. Just be yourself.

Con esas palabras resonando en su mente, Chiara salió de casa y se dirigió a la universidad. Al llegar, la magnitud del campus la dejó sin aliento. Estudiantes se movían en todas direcciones, riendo y conversando, mientras el sol brillaba intensamente.

—Es como una película —murmuró para sí misma, sintiendo la emoción crecer.

Mientras buscaba su aula, se encontró con un grupo de estudiantes. Un chico de estilo bohemio y una chica pelirroja, los dos con una gran sonrisa, se acercaron a ella mirándola con curiosidad.

—¿Primera vez aquí? —preguntó el chico de la sonrisa amplia.

—Sí, soy Chiara. —respondió, sintiéndose un poco más relajada.

—Yo soy Martin y ella es Ruslana. —dijo el chico de pelo corto, señalando a su amiga.

—Hola, Chiara. ¿Te gustaría unirte a nosotros para el almuerzo? —preguntó Ruslana, con una voz cálida.

—Claro, me encantaría.

Los tres se dirigieron a clase, y durante la lección, Chiara sintió que podía encajar. Martin y Ruslana hacían bromas, y Chiara no pudo evitar reírse. Pero cuando la profesora anunció un descanso, todo cambió.

—Mira quién llegó —susurró Ruslana, señalando hacia la entrada.

Chiara giró la cabeza y vio a una chica de pelo corto, color pelirrojo y ojos marrones, rodeada de un grupo formado de chicos y chicas que la miraban con admiración. Chiara sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—¿Quién es? —preguntó, tratando de sonar indiferente.

—Esa es Violeta, la más popular del campus. —respondió Martin con un tono de advertencia. —Te aconsejo que no te metas con ella.

Violeta, al percibir la mirada de Chiara, se acercó con una sonrisa que no prometía nada bueno.

—¿Y tú quién eres? —preguntó, con un tono que desafiaba.

—Soy Chiara, acabo de llegar. —respondió, sintiéndose vulnerable.

—Ah, la nueva. —Violeta miró a su grupo, como si se estuvieran divirtiendo a su costa. —Espero que te guste tu nuevo hogar.

Chiara sintió que la atmósfera se enfriaba. Violeta se dio la vuelta, dejando caer una sonrisa burlona, como si estuviera tramando algo.

—¿Qué fue eso? —preguntó Ruslana, visiblemente molesta.

—Nada, solo un saludo amistoso. —replicó Chiara, aunque su voz temblaba un poco.

A lo largo del día, Chiara no podía sacudirse la sensación de que Violeta estaba observándola. Las risas de su grupo resonaban como un eco en su mente, llenando su corazón de inseguridad.

Entre odio y pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora