6.

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Violeta pasó la noche en vela, girando en su cama mientras los pensamientos la atormentaban. La conversación con Denna resonaba en su mente. ¿Qué debía hacer con Chiara? Esa pregunta le había robado el sueño y, al mismo tiempo, despertado una curiosidad que no podía ignorar. ¿Podía dejar de lado su reputación y realmente confrontar lo que sentía?

Al día siguiente, llegó a la universidad decidida, con un impulso que la llevó a cruzar el campus con más determinación de la habitual. Su corazón latía con fuerza al pensar en lo que iba a hacer. Era un nuevo día y ella estaba lista para enfrentar la situación.

Mientras caminaba hacia su clase, vio a Chiara riendo con un grupo de amigos. Esa risa, esa chispa en sus ojos, la desarmaba. Sin pensarlo dos veces, se acercó y agarró a Chiara del brazo, tirando de ella hacia un lado.

—¿Qué...? —Chiara apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Violeta la llevara hacia los vestuarios.

Una vez dentro, Violeta cerró la puerta con un golpe seco. El aire era pesado, y Chiara, confundida, la miró con incredulidad.

—¿Qué te pasa, Violeta? —preguntó Chiara, cruzando los brazos, su expresión una mezcla de sorpresa y desafío.

Violeta sintió una mezcla de nervios y determinación. Se acercó un poco más, asegurándose de que ninguna otra persona pudiera escucharlas.

—Tengo algo que decirte. —Su voz salió más firme de lo que se sentía en su interior.

—¿Algo bueno o malo? —Chiara arqueó una ceja, mostrando su desconfianza.

Violeta respiró hondo.

—No sé si es bueno o malo, pero es importante.

—¿Por qué me traes aquí? Podría ser más fácil en un lugar público, ¿no crees? —Chiara se estaba empezando a impacientar.

Violeta no podía dejar que el miedo la detuviera.

—Porque no quiero que nadie interrumpa. —dijo, sus palabras llenas de una urgencia que no podía controlar. —Mira, sé que hemos tenido nuestras diferencias. Y he sido una... una perra contigo.

Chiara se quedó en silencio, sorprendida.

—¿Qué? ¿Ahora te arrepientes de haberte metido conmigo? —dijo Chiara, su tono sarcástico como una coraza.

—No estoy aquí para disculparme solo por eso. Estoy... estoy aquí porque me doy cuenta de que hay algo más. —Violeta se sintió vulnerable, casi expuesta.

Chiara frunció el ceño, tratando de entender la situación.

—¿Qué quieres decir con "algo más"? —preguntó, su voz más seria ahora.

Violeta sintió que el nudo en su pecho se hacía más fuerte.

—Me gusta cómo eres. Te he hecho la vida imposible, y no sé por qué, pero me atraes. —Las palabras salieron como un susurro, pero resonaron con fuerza en la habitación.

Chiara la miró con incredulidad.

—¿Estás diciendo que... te gusta? Después de todo lo que has hecho? —El tono de Chiara era una mezcla de sorpresa y escepticismo.

—Sí. Lo sé, suena loco. —Violeta se pasó una mano por el cabello, sintiéndose expuesta. —Pero no puedo seguir haciéndome la dura. No puedo seguir ignorando lo que siento.

—Esto es ridículo. —Chiara sacudió la cabeza, como si no pudiera procesar lo que estaba escuchando. —Primero me hostigas, y ahora me dices que te gustó. ¿Qué tipo de juego es este?

Entre odio y pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora