Capítulo 11: If Only

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"¿Seguirás conmigo cuando se acabe la magia?
Si tan solo supiera lo que me dice mi corazón
No sé lo que estoy sintiendo
¿Es esto sólo un sueño?
Si tan solo pudiera leer las señales frente a mí
Podría encontrar el camino hacia quien debo ser"
Dove Cameron - If Only


Bridget:

Después de que Hook se fue, me dirigí a mi habitación, incapaz de detener los pensamientos que se agolpaban en mi cabeza. No podía dejar de pensar en cómo lo había tratado. ¿Había sido demasiado dura con él? Mi mente volvía una y otra vez a la furia que me había invadido, a la oscuridad que sentí crecer en mi interior. Sabía que algo estaba cambiando en mí, algo que no podía controlar. Y lo peor de todo era que esa oscuridad me recordaba a la visión que tuve del espejo: la Reina de Corazones. Sádica, cruel, sedienta de poder. Una versión de mí misma que me aterraba.

Me preguntaba si debía contarle todo a Hook. Quizás, si él supiera lo que me estaba ocurriendo, podría ayudarme. Pero entonces la duda se apoderaba de mí. ¿Y si él era el causante de mi futuro incierto? ¿Y si mi relación con él era lo que me llevaría por ese camino oscuro? Odiaba no tener todas las respuestas. El espejo me había mostrado fragmentos, visiones incompletas, y esa sensación de no saber todo me frustraba profundamente. Pero también sabía que ver el futuro con tanta claridad no era algo bueno. Había cosas que no debíamos saber.

Mientras me debatía en esos pensamientos, alguien llamó a la puerta. Abrí y me encontré con Ella. Su expresión de preocupación me indicó que sabía que algo andaba mal.

—¿Estás bien? —preguntó con dulzura.

Abrí la boca para responder, pero en ese momento, apareció el Príncipe Encantador. Estaba parado en el umbral, su postura era relajada, pero había algo nervioso en su sonrisa.

—Bridget, ¿te gustó el presente que te envié?

Me quedé en blanco. ¿Qué presente? No recordaba haber recibido nada. Lo miré, confusa, y luego busqué con la mirada a Ella, pero ella parecía igual de incómoda. ¿Sabía algo que yo no?

—Quizás no lo recibiste aún —dijo él rápidamente, notando mi desconcierto—. No te preocupes, puede que se haya pasado algo.

Sentí cómo el rubor subía a mis mejillas. No sabía de qué estaba hablando y para empeorar las cosas, recordé lo mal que lo había tratado antes, cerrándole la boca con una carta mágica. Me avergoncé de mi comportamiento y bajé la mirada.

—Lo siento por lo de antes... No fue mi intención ser grosera —dije en un susurro.

El Príncipe sonrió amablemente, como si no hubiera importancia en lo que había ocurrido.

—No te preocupes por eso —respondió con tranquilidad—. De hecho, estaba pensando en invitarte a dar un paseo por los jardines de rosas.

—Bueno, creo que ya es hora de que me retire. No quiero interrumpir más —dijo Ella con una sonrisa que, por alguna razón, se sintió forzada.

Fruncí el ceño, confundida por la repentina urgencia en su voz. ¿Por qué tenía que irse tan pronto? No parecía haber ninguna razón para que se marchara de esa forma tan apresurada. Antes de que pudiera decir algo, Ella ya se había despedido del Príncipe Encantador con un ligero asentimiento, y luego de mí, con un abrazo rápido y casi evasivo.

—Nos vemos luego, Bridget —dijo, y cuando intenté responderle, ya estaba alejándose rápidamente.

Me quedé mirándola mientras desaparecía entre los pasillos, sintiendo que algo no encajaba. Había algo en su mirada... una incomodidad, tal vez incluso algo que no podía descifrar. Algo que había preferido no compartir conmigo.

Pero antes de que pudiera detenerme a pensar más en ello, el Príncipe Encantador seguía a mi lado, observándome con esa serenidad tan propia de él. Tenía que decidir, darle una respuesta, dudé. No sabía si era lo correcto. Había tanto en mi mente y no estaba segura de que un paseo fuera a solucionarlo. Pero después de haber sido tan grosera, sentí que debía aceptar como una forma de compensar mi comportamiento. Asentí ligeramente y comenzamos a caminar.

Mientras recorríamos los jardines, no podía evitar comparar al Príncipe Encantador con Hook. El Príncipe era perfecto: refinado, educado, un ejemplo de lo que mis padres esperarían para mí. Era todo lo que una princesa debería buscar en un pretendiente. Pero Hook... Hook era todo lo contrario. Desafiante, oscuro, peligroso. Y esa misma oscuridad era lo que me atraía de él. ¿Cómo podía gustarme alguien que, según todos los estándares, no era adecuado para mí?

Sacudí la cabeza, intentando librarme de esos pensamientos. No debía pensar en Hook en ese momento. El Príncipe no estaba tratando de cortejarme, ¿verdad?

De repente, mis pensamientos me distrajeron tanto que tropecé con una raíz expuesta en el camino. Sentí cómo perdía el equilibrio, pero antes de caer, el Príncipe me atrapó, sujetándome con firmeza. De repente, estábamos cara a cara, nuestras respiraciones mezclándose, su mirada fija en la mía. Mi corazón latía con fuerza, pero no por la cercanía, sino por la confusión que sentía.

Me aparté rápidamente, sonrojada y nerviosa.

—Perdón... otra vez —dije, sintiendo que ya era la milésima disculpa del día.

Él rió suavemente.

—No te disculpes tanto —respondió, su voz suave y tranquilizadora—. Me gusta pasar tiempo contigo.

Me quedé en silencio. No sabía cómo interpretar eso. ¿Solo era una amistad? ¿O había algo más detrás de sus palabras? Sentía que mi mente no podía concentrarse en nada. Todo era un torbellino de emociones y confusión.

Antes de que pudiera decir algo más, él añadió:

—Estoy seguro de que algún día serás una gran reina.

El comentario me desconcertó aún más. ¿Acaso sabía algo sobre la visión que había tenido? ¿O simplemente era una forma de halagarme? Entonces, me pidió que cerrara los ojos. Aunque dudé por un momento, lo hice. Cuando los volví a abrir, él estaba sosteniendo una rosa azul, recién cortada del jardín. 

Cuando el Príncipe Encantador me entregó la rosa azul, su sonrisa fue suave, pero sus palabras resonaron como un eco profundo en mi mente. El contraste entre el frío de la flor y el calor de su mirada me hizo sentir un nudo en el estómago.

—Un reino como el mío estaría encantado de tener a una reina como tú —dijo con voz firme, sus ojos fijos en los míos.

Mi corazón latía descontrolado. ¿Qué significaba eso? ¿Realmente estaba sugiriendo que... yo podría ser su reina? Mientras sostenía la rosa entre mis manos, mis pensamientos volvieron a Hook. Él era todo lo contrario del Príncipe Encantador.

Sentí una confusión profunda, porque por más que quisiera concentrarme en lo que el Príncipe me estaba diciendo, mi mente regresaba a Hook. Esa oscuridad, ese peligro que me envolvía cuando estaba con él... ¿Por qué no podía simplemente aceptar lo que tenía delante? El Príncipe era amable, educado, seguro. Todo lo que una princesa debería desear.

Y aun así, no podía apartar a Hook de mis pensamientos.

El Príncipe Encantador seguía mirándome con esa sonrisa serena, como si supiera algo que yo no. Como si él ya viera un futuro en el que yo fuera su reina. Pero todo lo que yo veía era incertidumbre. ¿Podría un futuro con él salvarme del destino que tanto temía? ¿O simplemente me estaba aferrando a la idea de que había una salida, cuando en realidad, mi destino ya estaba escrito en esas visiones incompletas que el espejo me mostraba?

Mientras me quedaba allí, sosteniendo la rosa, me sentía más perdida que nunca. Estaba atrapada entre dos caminos. Y ninguno de ellos parecía ofrecerme respuestas claras.

I'm A Pirate You're A Princess (Hook × Bridget)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora