Sudadera

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Incluso llegué a pensar que estaba en alguna clase de sueño vívido, o que simplemente se trataba de mi imaginación jugándome una broma por mi gran anhelo hacia la cercanía con Karime, pero no, todo era completamente real. Su mano seguía sosteniendo la mía con firmeza y de vez en cuando hacía pequeños círculos con su pulgar.

Admito ser una miedosa, pero podría convertirme en amante de las películas de terror si cada vez que viera una, Karime estuviera ahí para sujetar mi mano.

Perdí la noción del tiempo repasando una y otra vez lo que estaba sucediendo, pensando en que a lo largo del día había estado siendo bendecida por las muestras de afecto de Karime hacia mí. Diría que no podría estar más fascinada con ella que en ese momento, pero no era como si pudiera definir los límites de mi enamoramiento.

—Me gustó —escucho la voz de Briggitte a mi lado.

Las luces de la sala se encienden y Karime libera su mano de la mía. Los créditos de la película continúan pasando en la gran pantalla que tenemos al frente.

—Noo —externo mi descontento al ya no sentir el tacto de Karime, cosa que no debería haber hecho en realidad, era una acción que solo debí pensar y mantenerla en el interior de mi cabeza sin llegar a ejecutarla.

—Ya sabía yo que no te iba a gustar —dice Briggitte asumiendo que mi queja había sido por la película —. Tenías tanto miedo que casi pegas en el techo cuando diste un brinco del susto.

—Sí, claro —digo irónicamente, por más razón que tuviera Briggitte, no iba a darle espacio para que continuara con sus burlas —. Karime era la más asustada —bromeo.

Nos levantamos de los asientos y nos dirigimos a la salida, en donde hay un empleado recogiendo las charolas de las personas que van abandonando la sala.

—¿Disculpa? —habla Karime —. Claramente tú estabas a nada de salir corriendo —ataca de regreso.

—Así es ella, mamá —dice Briggitte—. Es mayor, pero se asusta con cualquier cosa.

—Pude verlo —Karime le sigue la corriente.

—¿Qué es esto? ¿La asociación de las Pindter contra Montes? —protesto.

—Y también se enoja fácil —agrega Briggitte.

—¿Algo más de lo que quieras quejarte sobre mí? —cuestiono sarcásticamente.

—No, gracias, por ahora es todo —dice con una simpática sonrisa. Giro los ojos —. ¿Vamos a cenar algo? —se voltea para preguntarle a Karime.

—Vi un McDonald's cuando veníamos de camino, ¿quieren ir ahí? —propone.

—Por mí está bien —Briggitte acepta —. ¿Tú qué dices, Gali?

—Lo mismo, me parece bien —respondo.

—Okay, entonces vamos —dice Karime.

Salimos de la plaza y buscamos el auto de Karime en el estacionamiento. En cuanto ella desactiva el seguro de las puertas, Briggitte corre apresurada para montarse en el asiento del copiloto.

—Te gané —me presume cuando Karime y yo la alcanzamos.

Simplemente le muestro la lengua y me subo en la parte de atrás. Una vez que todas tenemos puesto el cinturón de seguridad, Karime arranca el auto y nos lleva al restaurante de comida rápida.

Durante el recorrido, Briggitte iba hablando sobre la película y de vez en cuando burlándose de mí, pero en un momento dado no escuché más su voz, me asomé un poco a su asiento y la vi plenamente dormida.

I Like Your Mom | Garime G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora