Cosas sucias

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—Karime—Gala jadeó el nombre de la mayor cuando esta la sorprendió al entrar a la cocina tomándola por los hombros y empujándola contra la pared para besarla sin cuidado y sin advertencia previa.

Montes se había reunido con su mejor amiga para ayudarle a prepararse para una exposición, solo había bajado un momento para tomar un vaso con agua. Por otro lado, en cuanto Karime escuchó pisadas en la escalera y divisó a Gala bajando, corrió a esconderse en la cocina para sorprenderla una vez que pasara por debajo del marco de la puerta.

—No hables —Karime la silenció volviendo a juntar sus labios en un beso desesperado; había estado deseando con ansias ese contacto desde que vio a Gala llegar al departamento con Briggitte. Le gustaba su manera de vestir, especialmente cuando portaba esa ropa de estilo casual y relajado que le sentaba tan bien, aunque también creía que se vería estupenda con cualquier otra cosa que decidiera vestir.

—Briggitte me está esperando —Gala habló en medio del beso. La adrenalina que desencadenaba el saber que podían ser atrapadas tenía al corazón de Montes latiendo con fuerza —. Besarnos en la cocina es una muy mala idea —señaló. Aun así, no se alejó de Karime.

—Lo sé —Karime era completamente consciente de ello —. Pero, ¿prefieres subir a estudiar o seguir besándome
—sus manos se desplazaron por la espalda de Montes  hasta llegar a los bolsillos traseros de su pantalón y esconderse dentro de ellos, sujetándola sin decoro alguno.

—Esa es una pregunta muy sencilla —deslizó uno de los mechones oscuros detrás de la oreja de Karime. No podía apartar la mirada de esos labios llenos y rojizos. Una parte de ella sentía miedo de ser descubiertas, pero, sin duda, la tentación y la necesidad de seguir deleitándose con la suavidad de los besos de la mayor era más fuerte.

—Entonces no pienses dos veces en la respuesta —apretó los glúteos de Gala provocando que diera un saltito y se pegara más a ella.

Montes sonrió nerviosamente, le era difícil mantener la calma y un ritmo cardíaco normal cuando Karime actuaba con ella de esa forma tan temeraria. Y es que los besos a hurtadillas eran cada vez más frecuentes. Al principio eran más sosegadas, trataban de mantenerse al margen, pero eso no duró mucho, pues a los pocos días empezaban a sentir la urgente necesidad de mantener el constante contacto físico.

Estaban por regresar a los besos cuando la voz de una tercera persona se hizo escuchar a tan solo unos metros del comedor.

—¡Galaa! —era Briggitte acercándose.

La nombrada se apartó inmediatamente de Karime y corrió a tomar un vaso de la alacena para pretender que estaba por servirse un vaso de lo que sea que hubiera para beber en la nevera. En cuestión de segundos, Briggitte cruzó por debajo del marco de la puerta hacia la cocina.

—¿Sí? —se dio la vuelta con una botella de jugo en la mano.

—El vaso está al revés —dijo Briggitte mirando a Gala sosteniendo un vaso boca abajo.

—Qué tonta —soltó una risita nerviosa ante su descuido. Sus ojos viajaron hasta donde estaba Karime, al lado del comedor, mirándola con una sonrisa divertida. Briggitte la observó extrañada, pero al final no le dio mucha importancia.

—Te iba a decir que tu celular estaba sonando —Briggitte le extendió el aparato a Gala —. Era una llamada de tu papá.

—Ah, seguramente era para recordarme que hoy es mi turno de preparar la cena —recogió su teléfono de las manos de Briggitte—. Gracias. Lo llamaré de regreso —Gala avisó y salió de la cocina, no sin antes dirigir su mirada hacia Karime.

Tal y como Gala lo había dicho; al devolver la llamada, confirmó que se trataba de un simple recordatorio de Arath para que no se olvidase de comprar algunos ingredientes faltantes en su despensa para preparar el platillo que tenían planeado para la última comida de ese día.

I Like Your Mom | Garime G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora