Mutuo

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—Kari, buenas tardes —dijo Jawy luego de abrir la puerta de su hogar y encontrarse conmigo al otro lado del marco —. Bienvenida a nuestra humilde morada, pasa y siéntete como en casa, por favor —se hizo a un lado elegantemente para darme el espacio para entrar.

—Muchas gracias, con permiso —me adentré observando a mi alrededor. Aquel lugar era nuevo para mis ojos, pues se trataba de la primera vez visitando a mis amigos desde que se habían mudado juntos —. Y de humilde no tiene nada, esta casa parece una mansión.

—Bueno, tú no puedes decir nada porque vives en una igual —sonrió cerrando la puerta —. Supongo que a los dos nos gustan las casas grandes.

—No te puedo decir que no —estuve de acuerdo —. ¿Y Chile? —pregunté desviando el tema.

—Nos está esperando en la sala —se posicionó a mi lado y caminó para guiarme hasta dicha parte de la casa —. Tiene preparado un montón de cosas, compró tequila y snacks como para veinte personas.

—¿Y eso?

—Dijiste que era una reunión de emergencia y ya sabes cómo es el —Jawy alzó los hombros —. Excesivamente reconfortante.

—Increíble —creí que estaba exagerando, pero pude ver que no mentía cuando pasamos a la sala y divisé la mesa del centro repleta de tequila y una enorme cantidad de chucherías —. Hola —sonreí al ver a mi otro mejor amigo.

—Hola, ¿cómo estás? —Chile se puso de pie, avanzó hasta donde yo estaba y me envolvió cariñosamente con sus brazos.

—Mmm... algo nerviosa —respondí. No me sentía de esa manera porque fuese a hablarles de algo malo, simplemente que sus puntos de vista eran relevantes para mí y ciertamente estaba un poco perdida.

—¿Nerviosa por qué? —Jawy preguntó tomando asiento y haciendo un ademán con la mano para que Chile y yo hiciéramos lo mismo —. ¿Hay algún crimen que quieras confesarnos? —alzó una de sus cejas.

—Necesito un consejo sobre una situación en específico —contesté.

Jawy y Chile voltearon a verse al mismo tiempo. Por la manera en que sus ojos se encontraron, pude percatarme de que ya tenían conocimiento o por lo menos una idea formada del motivo de mi visita y del objeto de la charla de los siguientes minutos.

—Tiene que ver con Montes, ¿verdad? —formuló Chile dando justo en el clavo. Adivinó.

—Sí —confirmé.

—¿Qué pasa con esta chica? —me cuestionó Jawy.

—Más bien qué no pasa —suspiré con fuerza. Gala Montes era lo único que rondaba por mi cabeza desde aquella trágica noche en que cometí el error más grande de mi vida, no podía sacarme su imagen de la mente, echaba de menos el poder convivir con ella —. Es que lo jodí todo y no saben lo mucho que me arrepiento de lo que le hice. Si tan solo hubieran visto la cara que puso cuando se fue, estaba completamente destrozada; yo la lastimé.

—¿Qué le dijiste? —Chile me miró asustado, seguramente por la culpabilidad que estaba mostrándoles.

—La rechacé.

—Era lo mejor que podías hacer —Jawy se recargó en el respaldo del sillón y pasó su brazo por detrás de los hombros de su novio. Pude ver a Chile hacer una mueca de disgusto tras escuchar el comentario de su pareja, pero no dijo nada al respecto.

—Pero es que lo hice en el peor momento —me llevé las manos a la frente, me dolía la cabeza solo de rememorar mi gran equivocación —. Acabábamos de hacerlo, fue lo más romántico que he experimentado en lo que llevo de existencia, se sintió tan diferente a las otras veces que lo hicimos, casi mágico.

I Like Your Mom | Garime G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora