Capítulo 12: Dos años de amor

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El tiempo había pasado, y aunque Sergio nunca recuperó la memoria, había encontrado paz en su nueva vida. Junto a Lewis, había construido una relación sólida, y cada día que pasaba, se sentía más parte de la manada de las panteras. Aquella gran comunidad de cambiaformas lo acogió con los brazos abiertos, y con el paso de los meses, Sergio se había convertido en alguien fundamental para ellos, lo respetaban por lo que era y no por ser solo el esposo del líder. 

Dos años habían transcurrido desde aquella boda que, para Sergio, se sentía como un sueño difuso. No recordaba los detalles, ni las caras de todos los que habían estado presentes ese día, pero sí podía recordar con claridad la sensación de calidez y seguridad que le transmitía estar al lado de Lewis. Su esposo, el alfa que lo cuidaba y lo amaba con una devoción que jamás había cuestionado, era su ancla. El mundo podía haberse desmoronado a su alrededor, pero siempre sentía que en los brazos de Lewis estaba a salvo.

Las panteras lo trataban como a uno de los suyos, y a pesar de que Sergio era un cambia formas gato, su tamaño y naturaleza contrastaban con las imponentes figuras de sus compañeros. Sin embargo, nadie en la manada lo hizo sentir diferente. Cada que corrían en su forma animal tenían cuidado de no aplastarlo, alonso lo hizo una vez y hasta el día de hoy se sigue disculpando, el punto es que aquí lo valoraban y cuidaban. Lewis, sobre todo, había sido excepcionalmente paciente y cariñoso con él. No pasaba un solo día sin que le demostrara cuánto lo amaba, y Sergio, aunque no recordaba cómo había llegado a enamorarse de él, podía sentirlo ahora con la misma intensidad.

Pero había una sombra que oscurecía sus pensamientos en los momentos de soledad: no habían tenido hijos. A pesar de que habían pasado dos años desde su boda, no había señal alguna de que Sergio pudiera concebir. Lewis nunca había mencionado su preocupación, ni lo había presionado en lo más mínimo, pero Sergio notaba la mirada de ilusión en sus ojos cada vez que veía a un cachorro de la manada correr cerca de ellos. Esa silenciosa expectativa pesaba en Sergio más de lo que le gustaba admitir.

El miedo de no poder darle un hijo a Lewis lo consumía. No podía evitar pensar en qué pasaría si no lograba concebir. ¿Cómo afectaría eso a su relación? ¿Qué haría Lewis si nunca llegaban a tener un cachorro? La idea lo aterraba, y aunque intentaba convencerse de que todo estaba bien, la preocupación seguía latente.

Esa mañana, como cualquier otra, Sergio se levantó temprano y comenzó con sus labores en la manada. Desde que había llegado, había asumido varias responsabilidades. Le encantaba organizar eventos, ayudar a las familias y asegurarse de que todos estuvieran bien. Siempre se encontraba rodeado de amigos, y la compañía de Yuki, George, Carlos y Charles lo hacía sentir en casa.

Sin embargo, ese día algo no estaba bien. Un mareo lo golpeó de repente mientras organizaba algunas actividades para los más jóvenes de la manada. Intentó ignorarlo al principio, pero el vértigo fue demasiado intenso. Todo a su alrededor comenzó a girar y, antes de poder pedir ayuda, su visión se nubló y perdió el conocimiento.

Sergio despertó en su cama, la misma cama que compartía con Lewis, sintiendo una presión suave en su abdomen. Parpadeó un par de veces, aún desorientado, y fue entonces cuando vio a Lewis sentado a su lado, su expresión cargada de preocupación. Un doctor estaba revisando a Sergio, tocándole el vientre con cuidado.

—¿Qué ocurre? —preguntó Lewis, con una voz que apenas pudo disimular su ansiedad.

El doctor se enderezó y sonrió antes de decir lo que cambiaría sus vidas para siempre.

—Felicidades, están esperando un bebé.

El silencio en la habitación fue absoluto por un instante. Sergio sintió como si el aire se hubiese congelado a su alrededor, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. Su mente, aún algo aturdida, trataba de asimilar la noticia. Por su parte, Lewis también parecía en estado de shock, sus ojos fijos en el doctor antes de moverse lentamente hacia Sergio.

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