match

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Encogiendose de hombros ante los fuertes vitoreos de las tribunas, Chihiro se cuestionaba si había valido la pena haber viajado tres horas para terminar sentado en esa butaca observando a estudiantes de preparatoria jugar baloncesto. En primera fila, para rematar.

Casi podía oler el sudor de esos jugadores entremezclado con hormonas y testosterona. Ah, recuerdos.

A su lado, Mibuchi animaba al equipo junto a Hayama mientras que Nebuya no paraba de engullir snacks y gritarle cosas a los jugadores que francamente no entendía ni le interesaban. De hecho, la única razón por la cual accedió a someterse a esa tortura se hallaba driblando el balón allá en la cancha, esquivando oponentes y anotando un punto. Chihiro sacudió la cabeza y suspiró, había pasado tiempo desde la última vez que vio a Akashi jugar así. Y todo indicaba que esta sería la definitiva, pues en unos meses el pelirrojo se graduaría de preparatoria.

Su última Winter Cup. Por supuesto que Chihiro debía estar aquí junto a sus molestos ex compañeros de equipo para apoyarlo.

--¿Oh? ¡Sei-chan nos ha visto! --exclamó de repente Mibuchi sacudiendo su brazo efusivamente.

Chihiro dirigió sus ojos a la cancha y, efectivamente, Akashi Seijūrõ devolvía el saludo junto a una pequeña sonrisa en su dirección. Desvió la mirada, pensando que lucía como un niño al cual sus padres habían ido a animar a su tonto partido de campeonato.

--Aish, Mayu-chan ¿no piensas lanzarle un beso al menos? --dijo Mibuchi codeandolo.

--¿Qué mierd..?

--¡Eso! ¡El tipo te ha dedicado cada canasta que ha hecho! --secundó Hayama entre risas.

--Cierren la boca.

Frunciendo el ceño, se hundió en su asiento decidido a ignorarlos y concentrarse en el juego.

No hacía mucho que Akashi y él comenzaron a salir, si tan siquiera meses. Chihiro le rehuyó a la idea tanto como pudo pero la insistencia del pelirrojo eventualmente dio frutos y aquí estaban. Pronto estarían en la misma ciudad y la distancia no sería un problema, Chihiro se vería invadido por Akashi quien sabe cuántas horas al día y su paz se vería perturbada de ahora en adelante.

Y se detestaba por no sentirse molesto en absoluto con ello.

Y detestaba estar en maldita primera fila viendolo jugar baloncesto, teniendo examenes para los que estudiar y novelas que acabar. Su mente no se cansaba de recordarle lo ridículo que era. Y lo feliz que a Seijūrõ le hacía tenerlo allí.

Qué perdedor.

Después de otros dos interminables cuartos, Rakuzan fue coronado campeón de la Winter Cup. Todo mundo vitoreaba con alegría, incluyendo los chicos junto a él que no dejaban de entonar cánticos y agitar sus viejos jerseys del equipo. Chihiro se levantó de su asiento junto a los demás y tan solo observaba a Akashi respirar agitado, su cabello alborotado y pegado a la frente por el sudor, confeti cayendo por toda la cancha, su equipo abrazandose y sus mirada escarlata brillando intensamente al toparse con sus ojos grises.

Chihiro le sonrió.

Seijūrõ ignoró a su equipo y corrió en su dirección. Inconcientemente, Chihiro se acercó lo más que la baya de seguridad le permitió. El pelirrojo llegó, e impulsado por el trote, saltó a los brazos de su novio.

--¿Qué demonios, Seijūrõ? --murmuró Chihiro en su oído.

--Lo hice. Ganamos.

Chihiró suspiró afirmando sus brazos alrededor del pelirrojo.

--Bien jugado, mocoso. Pero, ¿no deberías estar abrazando a tus compañeros?

Apenas separandose para verlo a la cara, Seijūrõ sonrió.

--Mi trofeo está aquí --dijo antes de besarlo.

Quizá sí valió la pena.


n/a: esto pasa después de miles de edits de los juegos olímpicos y escuchar the alchemy sin parar ah.

drabbles; mayuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora