Luego de tantos años la familia Terry estaba completa y era una escena diferente: los hijos mayores observando detenidamente a sus hermanos, esos por los que ellos tuvieron que quedarse con los abuelos; los abuelos no se hallaban de la felicidad al conocer su nuevo nieto y poder reencontrarse con Clara, esa hermosa nieta que nunca olvidaron; Charles y Elizabeth lloraban de la emoción por tener a sus cuatro hijos juntos, ese era su mayor anhelo y Clara callada con su hermano menor tenían la mente revuelta de pensamientos y miedos.
Sin decir palabra alguna, Anna saltó a los brazos de su madre como si no hubiese un mañana. Su emoción era más que obvia y esperada. Por su parte, Edward estaba como anonadado, no tenía reacción alguna frente a sus padres que le abrazaron hasta el cansancio.
– Por fin nuevamente juntos – expresó el abuelo – Adelante, entremos a la casa que hace frío y la cena espera por todos – continuó el abuelo mientras hacia entrar a su familia a la residencia Terry.
– Que casa tan linda abuelito – comentó Clara llena de dulzura e inocencia, como buscando una aprobación de su abuelo.
– Supongo que nuestra casa no es tan grande y llena de lujos como el palacio ¿Cierto niña? – replicó la hermana con sarcasmo y una sonrisa falsa.
A esta respuesta todos respondieron con miradas de asombro y desaprobación. No se esperaba que Anna tan pronto demostrara su sentimiento con la pequeñas Clara o sus padres.
– No es igual hija, pero es mejor aquí porque estamos en familia – respondió Charles tomando a su hija mayor por las manos.
De inmediato se sentaron a la mesa pues largo había sido el viaje y no habían probado bocado de nada por el camino, además el cansancio era grande para todos los visitantes.
La casa de los abuelos si bien era muy linda, no contaba con todas las comodidades que acostumbraban los Terry en el palacio, escasamente contaban con tres habitaciones: la de los abuelos, la de Anna y la de Edward. Todos sabían que se debían acomodar como pudiesen durante algunos días, pero nunca se esperaba y se sabría que entre las hermanas todo sería diferente.
– Lo lógico es que las hermanas compartan habitación y entre los hermanos sea lo mismo – expresó la abuela con entusiasmo – Será una gran oportunidad de conocerse.
Todos asintieron, aunque en el fondo los padres sabían que no todo seria color de rosa entre sus hijos, eran sus padres y conocían de los sentimientos encontrados que había en unos y otros, pero, aun así, conservaban un poco de esperanza en su corazón. Ellos mismos ayudaron a sus hijos con las maletas después de cenar y a instalarse en las habitaciones asignadas.
La habitación que compartirían los hermanos era cómoda y con una cama amplia, lo suficiente para que los dos chicos durmieran sin problema...
– Enano, espero que no hables dormido – le expresó Edward en tono de burla a su hermano arrojándole una almohada – De lo contrario te irás para el piso.
Luego de risas y chistes se dispusieron para descansar tranquilamente.
Por otro lado, en la habitación de las hermanas todo era diferente y Clara recibiría los primeros abusos de su vida...
– No creas que con tu linda cara vas a robarme el cariño de los abuelos y mi habitación también – expresó Anna rodeando a su hermana – Ahora ya se defenderme y no me volverás a quitar el cariño de nadie niña tonta.
– ¿Por qué me hablas así hermanita? Yo no quiero robarte nada, somos hermanas y debemos amarnos – respondió con la dulzura que le caracterizaba.
Anna, arrojando unas cobijas al suelo empujó a su hermana de tal manera que quedó sentada en estas. No comprendía porqué su hermana le trataba así y aunque se sentía mal no quería llorar.
– Toma, ahí vas a dormir, ni creas que compartiremos esta cama – finalizó mientras apagaba las velas del lugar.
Clara, soltando unas lágrimas intentó dormir, esa fue una larga y triste noche para la hermosa pequeña.
Los padres de estos chicos habían improvisado una cama en la sala de la residencia y aunque se sentían muy cansados, no paraban de pensar cómo se estaban relacionando sus hijos y qué tanto les harían daño las diferencias. Así estuvieron un par de horas antes de quedarse profundamente dormidos...
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La Chica De La Gabardina Azul
Gizem / GerilimClara sufre mucho en su niñez y decide tomar venganza de todos esos hombres que de una u otra manera fueron crueles con ella.