God is a Woman (Edición)

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Capítulo 22 : La bestia Reece.

Maratón 3/1

Reece Morgan

—¡Morgan!—Levantó la mirada—Tiene visitas

—¿Quién es?

—Acaso estas en tú mansión llena de sirvientes? Averígualo tú mismo.

Me levantó cabreado cuando la celda es abierta y camino siendo guiado a la sala de visitas. Lo extraño es que no es día de visitas, habrán pagado una suma de dinero por ello, a menos que nuevamente sean los imprudentes qué aún investigan la muerte de Waters. No deberían, ya di la respuesta lo mate por que me puso el ojo a mi mujer.

—¿Cuanto tiempo tengo? —No reconozco esa voz. Estoy en la puerta y aun no entiendo el porqué de tanto misterio.

—Bueno los necesarios, el señor Morgan pago por hablar con su tío.

—No se preocupe él, vendrá esta buscándome algo para beber, estoy embarazada.

—Ya estamos aquí—La puerta por fin es abierta y soy empujado por el guardia hacia el interior. Le envío una mirada intensa y el tiembla, sabe que lo mataré.

—Los dejo— Habla el otro guardia y soy dejado con esta pequeña mujer que desconozco.

—¿Quién eres?

—Me llamo Ava, señor Morgan. Solo tengo treinta segundos para decirle unas cosas.

—¿Ava? No eres la niña que se folla Christopher

—Sí..—Ella se sonroja. Tierna. Tiene un delicioso cuerpo pero nada como mi gema. Aunque no comprendo, esa niña tiene algo —También estoy embarazada, pero no es el tema señor.

—¿Entonces cual es el tema?

—Gema, le envía esto. —Ella muestra un papel perfectamente doblado y lo tomo revisando el contenido. —También dice que lo espere, que lo sacará de aquí.

—Tú y Gema son amigas?—Inquiero confundido.

—Ella me envió para.. distraer a su esposo.

Maldita

—¿También te mando para ser mi perra?

—¡No..! Yo no, solo hago lo que me piden, ella me salvo la vida —Sonrió ladino por su nerviosismo.

—¿Dónde está ella?

—Lo sabrá pronto, ya se acabó el tiempo, mi señor. —bufo cuando la puerta es abierta y se deja ver la imagen de mi sobrino. Nuestra relación está algo tensa desde que se entero que toque a Gema.

—Reece.

—Christopher.

La niña se mueve incomoda, no es mucho saber que esa sala está algo tensa.

—Veo que conociste a Ava. Mi mujer.

—Claro que la conocí, incluso tuvimos una pequeña conversación. —Él frunce el ceño por eso y me confunde más. Su mirada destila enojo enviándola a la pequeña chica que ni se inmuta.

—No le pongas el ojo a mi mujer como hiciste con mi esposa.

—No seas celoso, Muñequito. Solo la conocía.