» 2 5

819 116 23
                                    

Capítulo 25. Pendientes.

Maratón 3/4

—Principessa, buen día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Principessa, buen día. —La voz del italiano causa tensión en la gran mesa, los ojos del león y de las bestias no dejaban de observar al demonio que besaba a la mujer delante de ellos.

—Antoni, cariño.  —Responde Gema con ronroneo. En sus brazos estaba el pequeño Damon qué no se quería despegar de ella.

—Ved'ma, ¿Cuando se va Mascherano?

Ilenko dice en un intento de llamar su atención. Ella lo ignora haciendo que la sonrisa crezca en el italiano y el rostro de dolor en el rubio.

—Me quedaré lo necesario, se que estamos en tu fortaleza pero hicimos un trato hasta que mi Regina me lo pida.

—Así que este es tu otro esposo? —Reece Morgan estaba con los puños cerrados tratando de no caer en las tentaciones de Antoni y matarlo ahí mismo.

—Sí. —Gema le brillaban los ojos. Se había dado cuenta que le gustaba que pelearan por ella, le gustaba el enojo en los rostros de ellos. Claro que volvió para hacer un desastre, claro que con esta jodida oportunidad no iba a ser la misma estúpida la cual burlaron.

—Ningún matrimonio con esos dos son válidos, lo sabes, Diosa. — Christopher vuelve el lugar silencioso estando orgulloso por ello. Una parte es verdad, pero aunque lo diga ella no negara que le encanta estar casada con estos dos hombres y tenerlos a sus disposición.

Debo amoldearlos, debo hacer mierda a esos infieles.

—Christopher, hablamos de esto, amor

—Pero..Diosa

—Mejor vamos a comer, ¿Sí?

Y así siguió el desayuno. En silencio, cada hombre enviando se miradas de odio mientras la mujer comía con felicidad.

Christopher

—No entiendo que tanto te escondes, tu y yo tenemos que hablar, Ava.— observo como ella me mira con irritación y sonrió ladino. En realidad no deseaba aumentar más al tema solo darle su tiempo pero Gema me obligó.

No te dejaré acercarte más a Ava, hasta que nazca el bebé.

No hay nada de que hablar, señor Morgan. Solo hice lo que me fue mandado.

—¿Señor Morgan? Pensé que era Chris.

—Sabe que todo fue fingido, ¿verdad?

—¿incluso tus gemidos?—Me acerco cuando sus mejillas se calientan, ella trata de esquivarme pero la sostengo de su cintura.

—No lo niego el sexo fue estimulante.

—fue delicioso. —salta cuando mi mano está en su trasero. —Sería bueno una despedida.

God is a Woman (Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora