Capítulo 29. Jamás volverá a suceder.

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30 septiembre 2018

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30 septiembre 2018.

                            Yujin.

La gala estaba en pleno apogeo, y una ligera sensación de aburrimiento comenzaba a apoderarse de mí. Minho se había distraído conversando con unos empresarios, mientras que Hyori, mi mejor amiga, me hacía compañía y cuidaba a mi bebé de apenas un año de edad, que dormía plácidamente en sus brazos. Una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver a mi hija tan tranquila.

Platicaba con Hyori cuando, de repente, una voz familiar me llamó.

— ¿Yujin? ¿Kang Yujin, eres tú? ¿Cómo estás? — giré y me encontré con el rostro de mi viejo amigo de la escuela, JaeHo.

— ¡JaeHo!, Hola — sonreí al verlo después de tanto tiempo. — Estoy bien, ¿y tú?

— Excelente. Los negocios de mi familia han prosperado, y ahora estoy al frente de la empresa de mis abuelos — contó brevemente.

— Eso es increíble. Eres un hombre importante ahora — dije con una ligera risa.

— ¿Y tú a qué te dedicas? — preguntó.

— Me casé — levanté la mano mostrando mi anillo de matrimonio. — Y tengo una hermosa bebé — señalé a la pequeña que dormía en los brazos de Hyori.

— Es preciosa — dijo JaeHo, admirando a mi hija. — ¿Quién es tu esposo?

— Está por allá — señalé el lugar donde estaba Minho. — Choi Minho es mi esposo.

— Es duro en los negocios y muy hábil, aparte de ser uno de los empresarios jóvenes con mayor éxito internacional — dijo JaeHo.

— Y tú, ¿te casaste, tienes novia? — preferí cambiar la conversación.

— Nada de eso, por ahora estoy soltero — confesó.

Nos pusimos al día sobre nuestras vidas, y me sentí cómoda en su presencia. JaeHo había sido un gran amigo tiempo atrás, aunque mi mamá no podía vernos juntos. Mi madre siempre había considerado que la familia de JaeHo estaba en decadencia por qué su empresa estaba al borde de la quiebra y no quería que yo terminara con alguien que, según ella, era un fracasado.

Después de una grata conversación, JaeHo me invitó a bailar. Dudé por un momento, pero Hyori me animó a hacerlo.

—Vamos, Yujin, yo cuido a Ara. Ve y diviértete un rato—, dijo Hyori, mientras sus ojos me decían que aceptara. Así que lo hice, acepté, y JaeHo me llevó a la pista de baile.

Bailamos con gracia y risas, me sentí libre por un momento, recordando aquellos tiempos de la adolescencia donde la vida no parecía tan pesada. Compartí momentos felices con mis amigos fuera de casa, sin las preocupaciones del mundo adulto.

Cuando Nadie Ve. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora