Capítulo 8. Wang, Jackson Wang.

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                                                    Yujin

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                             Yujin.

Cinco años atrás…

15 marzo 2017.

Tres meses habían pasado desde el día que me case con él. Tuvimos un mes entero en la luna de miel en Suiza, me gustó visitar de nuevo aquel país.

Cada noche tuve que ser accesible para él, era la primera vez siendo sexualmente activa. Lo que me preocupaba era que Minho no le agradaba la idea de usar preservativos y en repetidas ocasiones no los usaba a la hora de intimar conmigo.

Su forma de ser conmigo sin duda era agradable. Cada tanto llegaba con algún regalo para mí, le pedía a Yoori su nana estar al pendiente de cualquier cosa que necesitará. Me trataba con delicadeza y era atento. Sin duda se estaba esforzando para hacerme amarlo, tal como dijo cuando estuvimos en Suiza.

Mi madre estaba fascinada al ver la mansión a la que me trajo a vivir Minho, él dijo que aquí sería nuestro hogar y que veríamos a nuestros hijos crecer en este lugar.

Eso último me asustaba, aún no sabía si quería tener hijos de él y sobre todo, no sabía si quería ser madre.

Puso a mi disposición un chófer, y múltiples tarjetas de crédito. Nuestra habitación era espaciosa, pude decorarla a mi gusto, no tuvo problema con eso.

También tenía un salón especialmente para mí, donde podía hacer las cosas que me gustaban como: pintar, hacer esculturas, tocar el piano que el mismo me regalo y leer. Tenía estantes llenos de libros, todos los que coleccionaba.

Trataba de verle el lado bueno a todo esto y su esfuerzo al portarse tan bien conmigo.

Pero, todo el tiempo tenía que estar dispuesta para él, aunque no quisiera.

Su forma de pensar, su frialdad para con los demás y su posesividad no me gustaban. Cuando se molestaba solía ser cruel.

Así que, no podía amar a alguien así o al menos eso creía.

Cepillaba mi cabello frente al espejo del tocador, cuando por medio de esté lo vi salir del baño, qué yacía dentro de la habitación, con una toalla rodeando su cintura.

Ya casi íbamos a dormir, pero, todas las noches, me cepillo el cabello largo. Lo quise cortar hace dos semanas, pero, Minho no me dejo hacerlo, porque a él le gusta así.

Me puse de pie, parándome a lado de la cama.

Lo sentí ponerse justo detrás de mí, sus brazos no tardaron en rodearme la cintura, una de sus manos apartó el cabello de mi cuello para tener libre acceso, sus labios besaron la piel de mi cuello y sus manos estrujaron mi cintura.

Sabía lo que quería.
No podía negarme, eso lo tenía claro.

Me dio vuelta y se lanzó a mis labios devorándolos sin darme tregua.  Me despojo de la bata de seda blanca que me cubría, delineo las curvas de mi cuerpo con sus grandes manos.

Cuando Nadie Ve. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora