PRESENTACIÓN

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MAFIN

~PRESENTACIÓN~

—Pero, doña Marta, ¿usted cree que yo soy la más indicada para hacer esa entrevista?

—Sin ninguna duda.

Marta agarró la mano de Carmen y se la apretó en un gesto de cariño, sonriéndola. Quería transmitirle su total confianza en ella. En las tres. Porque Carmen, Fina y Claudia eran sus Supernenas. Desde el primer momento en el que entraron a formar equipo juntas, la tienda había comenzado a funcionar como un tiro, el orden en el almacén hacía años que no estaba así y la organización era impecable. Eran un apoyo muy importante en su día a día. Sabía que podía delegar en ellas con total seguridad, encargándose así de otros asuntos, algo que con las anteriores dependientas que había tenido, le resultaba complicado, ya que conseguir que la tienda y el almacén funcionaran correctamente consumía la mayor parte de su tiempo, teniendo que revisar una y otra vez cosas que se suponía que ya sabían y que parecían no integrar en su organización diaria.

Con ellas era diferente. Gran parte de ese cambio vino con la llegada de Carmen. Era la más veterana de las tres. Tenía dotes de encargada, aunque aún no tuviera ese cargo —algo que Marta estaba tratando de solucionar, pero a lo que la Junta Directiva se negaba. Claro, ellos qué iban a decir. Les venía de perlas que Carmen funcionara como encargada sin pagarle el puesto—. Era resolutiva, meticulosa y muy profesional; jamás perdía las formas delante de las clientas. Sí, tenía dotes de encargada, pero de nada sirve una buena líder si no tiene un grupo, no que acate, sino que conecte con ella y sobre el que poder confiar y apoyarse. Si algo apreciaba Marta era la relación que tenían las tres. La llegada de Claudia primero y, finalmente, Fina, fue la guinda del pastel. Desde el primer momento encajaron a la perfección y la química que había entre ellas era increíble. Cada una aportaba su granito de arena, dotando al equipo de las características para hacerlo perfecto.

Por supuesto que Carmen era la más indicada para hacer esa entrevista.

—Y tú —le dijo a Claudia sosteniéndola por la barbilla—, vas a dar luz a la sesión de fotos.

—No se preocupe, doña Marta. Yo me encargo de que se anime antes de que llegue el reportero.

—Si necesitas tomarte la mañana libre...

—No, doña Marta. No voy a dejar a Carmen sola. Está todo bien. De verdad. Usted váyase tranquila.

Carmen y Claudia miraron en ese momento hacia la entrada de la tienda. Marta se volvió y contuvo el aliento al ver a Fina con aquellos vaqueros y la cazadora de cuero. No estaba acostumbrada a verla con otra ropa que no fuera la del uniforme y aquel conjunto le quedaba espectacular.

—¿Está bien así? —preguntó Fina señalándose con la mano en un tono que a Marta le pareció entrañable.

—Estás perfecta —la voz casi le salió en un susurro—. Quiero decir que para el viaje, si tú estás cómoda, está bien.

—He traído otras cosas —añadió alzando la bolsa de viaje que llevaba en la mano—. Espero que sea adecuado. No sabía...

—No te preocupes. Seguro que está bien. Y si no, puedo dejarte yo algo de lo que llevo. Luego lo vemos en el hotel.

Ambas se quedaron mirando durante unos segundos. Marta intentó no pensar en ello: en el hotel, en el viaje, en ellas dos solas. Y se repitió como un mantra que aquello tan solo era un viaje de negocios.

—¿Lista, entonces? —le preguntó llenándose de aire en un intento por calmar a su acelerado corazón.

Fina asintió y Marta avanzó en su dirección para salir de la tienda. Antes de hacerlo, se volvió hacia Carmen y Claudia y levantó el dedo pulgar en señal de confianza de nuevo. Independientemente de que ella no estuviera de acuerdo con la estrategia publicitaria de su padre, estaba segura de que lo harían perfecto.

MAFIN - TRES DÍAS, DOS NOCHESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora