2. Primer encuentro

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¡Advertencias!

Contiene escenas de sexo detalladas, violencia gráfica, desorden alimenticio, lenguaje fuerte, entre otros.






































Dos días después, en el aeropuerto.

El bullicio del lugar es constante: anuncios por el altavoz, el ir y venir de viajeros, y el sonido de maletas arrastrándose por el suelo. Miro mi reloj con impaciencia; el vuelo está retrasado y la espera parece interminable. Rodeado de compañeros de equipo y otros deportistas, todos con el mismo propósito, trato de mantener la calma.

Cada anuncio de retraso aumenta mi nerviosismo. Estoy sentado en una de las sillas del área de embarque, tratando de distraerme.

Germán se acerca y se sienta a mi lado, llevando una mochila al hombro. Su actitud relajada contrasta con mi ansiedad.

¿Todo bien? —pregunta, observando el movimiento a su alrededor.

Sí, todo bien. Solo...esperando a que pase el tiempo —respondo, intentando sonar más seguro de lo que me siento.

Germán asiente y mira la pantalla del aeropuerto.

El tiempo pasa más rápido cuando no estás mirando el reloj. Pensá en esto como parte del proceso, es solo cuestión de mantener el foco.

Intento seguir su consejo, aunque la impaciencia persiste. Me levanto para estirar las piernas y me dirijo hacia el área de descanso. Finalmente, el anuncio de embarque suena, y me dirijo al mostrador con Germán y el resto del equipo.

Rodrigo, ¿¡qué carajo traés en esta maleta!? —grita Germán, arrastrando mi maleta con esfuerzo. Ríe un poco y me acerco para levantar la manija y facilitar el transporte.

Solo lo necesario, wacho —respondo con una sonrisa.

El proceso de abordaje transcurre sin problemas. Mientras caminamos hacia la puerta de embarque, el bullicio se desvanece, dando paso al silencio del pasillo del avión. Me siento junto a Germán en la fila para abordar y, finalmente, encontramos nuestros asientos.

Al ingresar al avión, me acomodo y miro por la ventana mientras el avión comienza a rodar por la pista. Siento una mezcla de emoción y nervios. La próxima parada es París, y todo está a punto de comenzar.

Eu, Rodri, ¿adiviná quién aterrizó en París? —me saca de mi trance Germán, que ahora está sentado a mi lado.

Este viaje va a ser largo.

Hay cientos de deportistas, ¿cómo voy a saberlo?

Es re obvio. A partir de mañana ustedes dos van a ser los mayores rivales de las Olimpiadas —ríe ligeramente y me muestra su celular.

Resoplo, viendo la historia de Instagram que muestra a un joven levantando pesas frente a la Torre Eiffel, musculoso y concentrado.

¿Es necesario mencionar a Buhajeruk en cada oportunidad que tenés? —pregunto con una sonrisa mientras Germán se ríe más fuerte.

Estoy seguro de que si no fuera por los juegos, serían muy buenos amigos. Tienen visiones y sueños similares. Eso no debería desmotivarte.

Río un poco y niego con la cabeza. No podría ser amigo de Iván jamás. Tras investigar sobre él, descubrí que es muy distinto a mí: serio, formal y con una actitud que podría describirse como la de un viejo amargado.

Besos olímpicos | RodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora