El pasillo estaba vacío, y los únicos sonidos que se escuchaban eran los de mis pasos. Tenía las manos metidas en los bolsillos y la mirada fija en el suelo. No solía ser tan pensativo, pero ahora... maldición, no podía dejar de darle vueltas al tema de la carta. ¿Qué demonios iba a escribirle? Aketzali me había metido esa maldita idea en la cabeza y ahora, por más que intentara ignorarlo, no podía sacármelo.
Elita. La razón de que me sintiera tan extraño últimamente.
Caminé hacia mi habitación con ese pensamiento en mente, sabiendo que, aunque no quería admitirlo, estaba a punto de hacer algo completamente fuera de mi zona de confort. Cuando llegué me tumbé en la cama, mirando el techo. Mi cuerpo se relajó, pero mi mente seguía trabajando. Cerré los ojos y, sin querer, empecé a recordar todos los momentos que había pasado con ella desde el principio cuando llegó a la U.A como estudiante de intercambio desde México.
No me agradaba los primeros días. ¿Cómo iba a hacerlo? Una chica con descendencia de dioses, con toda esa historia y poder que la respalda, por error asumí que iba a ser una engreída pero ella... ella no era así, al contrario, era humilde, dispuesta a ayudar a quien lo necesitara. Esa actitud me irritaba al principio, como si fuera una contradicción a lo que esperaba. Pero, poco a poco, me di cuenta de que no era una fachada.
Era genuina.
Me froté la cara con las manos tratando de sacudir esos pensamientos pero solo lograba que se volvieran más claros. Quizá fue por eso que nuestra relación mejoró tanto. No había nada falso en ella, no buscaba presumir ni ser reconocida por quién era o de dónde venía. Solo quería ser una buena heroína y hacer sentir orgullosos a sus padres y a su país, tenía una gran carga en los hombros y eso no le había detenido a pensarlo hasta ahora.
Me levanté de la cama, sintiendo un peso en el pecho que no terminaba de entender. Me acerqué al escritorio y encendí la lámpar, me senté, mirando la hoja en blanco frente a mí. Había desperdiciado un montón de papeles antes para esto, tratando de encontrar las palabras correctas pero cada vez que escribía algo, me parecía estúpido. El suelo estaba cubierto de intentos fallidos.
Agarré el bolígrafo, sintiendo el peso de todo lo que quería decir, pero no sabía cómo. ¿Cómo le decía a alguien como Elita lo que sentía sin sonar como un idiota? Fruncí el ceño, concentrándome.
Después de lo que parecieron horas, las palabras finalmente empezaron a fluir.
"Nunca pensé que escribiría estas palabras, y mucho menos para ti.
No sé si recordarás, pero cuando nos conocimos, eras todo lo que yo no soportaba. Nuestra forma de ver la vida, nuestras opiniones, nuestras prioridades... todo parecía estar en conflicto.
Siempre me consideré una persona lógica, y tú, tan llena de pasión y emociones, parecías un completo enigma para mí.
Al principio, fue fácil mantenerme a distancia, como si nuestro desacuerdo fuera un muro que no tenía interés en cruzar. Pero, como la vida suele hacer, nos pusieron en el camino del otro una y otra vez.
Y poco a poco comencé a darme cuenta de algo: no era que me disgustaras, sino que me sacabas de mi rutina... y eso, me gustaba.
Tu energía, tu forma de defender lo que sientes sin perder tu esencia me hace admirarte más de lo que jamás pensé que podría admirar a alguien.
Comencé a buscarte entre la multitud, a esperar todos los días en la escuela y a buscar excusas para hablar contigo. Fue entonces cuando me di cuenta de que, sin saber cómo ni cuándo, había comenzado a apreciarte.
Me he dado cuenta de que nuestras diferencias no nos separan; en cambio, nos complementan. Donde yo soy racional, tú eres apasionada. Donde yo veo límites, tú ves posibilidades. Es como si juntos formáramos un equilibrio que nunca supe que necesitaba.
No sé cómo recibas estas palabras. Solo quería que supieras lo que significas para mí. Puede que siempre seamos diferentes, pero tal vez, en esas diferencias, está lo que hace que esto sea tan especial.
Con todo mi corazón, Bakugou"
Me detuve un momento, dejando que las palabras flotaran en el aire. No podía creer que realmente había escrito eso. Me quedé mirando la carta con el corazón latiéndome fuerte en el pecho. La releí una vez más, y, para mi sorpresa, no me parecía tan mala. De hecho, estaba satisfecho con lo que había escrito.
No era solo que Elita me gustara, me di cuenta que ella me importaba más de lo que había querido aceptar.
Respiré hondo, sintiéndome más tranquilo. Apreté el bolígrafo en mi mano y con una sonrisa suave en mi rostro, me di cuenta de lo que tenía que hacer.
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Cempasúchil | Katsuki Bakugou
FanfictionDónde Bakugou Katsuki conoce a la nueva estudiante de intercambio de México, Elita Sato. Una chica semidiosa con linaje de los dioses del mictlán, Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl.