P.O.V Elita Sato
Era un día normal en la U.A, pero el ambiente estaba cargado de tensión. Las clases avanzaban con la misma rutina de siempre, hasta que, en la hora del almuerzo, ocurrió algo que cambiaría el tono del día. Mientras me dirigía a la cafetería, escuché a un estudiante de otra clase hacer un comentario cruel.
— No entiendo cómo alguien como Elita puede tener dones de los dioses del Mictlán. Quizás solo es suerte o tal vez los dioses se equivocaron al darle esos poderes. No parece que tenga el valor para merecer algo así
El comentario me golpeó como una bofetada. No sabía cómo reaccionar de inmediato. Mi rostro se puso rojo, no solo por la humillación, sino también por la rabia que se estaba acumulando dentro de mí. Tragué el nudo en mi garganta, tratando de no dejar que mis emociones me traicionaran. Pero antes de que pudiera decir algo, sentí una presencia familiar a mi lado.
Bakugou apareció de repente, su expresión furiosa, sus puños apretados, su voz era dura y cortante, como un cuchillo afilado. Se acercó al chico y tomó de su corbata, jalándolo hacía el.
— Vuelves a decir algo sobre ella y te romperé la cara, idiota
El enfrentamiento hizo que todos se quedaran en silencio. El comentario cruel había sido una estocada, pero el que Bakugou haya aparecido me hacía sentir tranquila aunque a su ex extraña. Agradecía su apoyo, pero sentía que la mejor forma de lidiar con esto era a solas.
Bakugou me tomó del brazo, guiándome lejos de la multitud. No dijimos una palabra mientras caminábamos, sentía como los alumnos que presenciaron esa escena nos miraban fijamente, la tensión estaba en el aire. Finalmente, nos detuvimos en un rincón apartado del campus, un lugar tranquilo donde solo el susurro del viento rompía el silencio.
Me senté en una banca, él se quedó de pie a mi lado. Miré hacia el suelo, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con caer. Bakugou se quedó en silencio durante unos momentos, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Finalmente, se inclinó y se sentó a mi lado.
— Lo siento —dijo de repente, su voz más suave de lo que estaba acostumbrada a escuchar— No debí actuar de esa manera. Eres más fuerte de lo que esos idiotas pueden imaginar. Yo lo sé, lo he visto.
Las palabras de Bakugou eran como una cálida manta en medio del frío. Sentí que podía respirar de nuevo, aunque el dolor aún estaba allí. Me volví hacia él y vi en sus ojos una sinceridad que no esperaba. Vi el arrepentimiento y la preocupación.
— Gracias —murmuré, mi voz apenas audible— No entiendo por qué tienen que ser así. Yo solo quiero ser fuerte, hago lo mejor que puedo
Bakugou me miró fijamente.
— Lo sé y nunca me he rendido contigo, incluso cuando te decía cosas horribles. Nunca entendí cómo podías seguir adelante, pero... me di cuenta de que tu fuerza va más allá de lo que cualquiera puede ver y te admiro por eso
No pude evitarlo; mis lágrimas finalmente se derramaron, pero no de tristeza, sino de alivio. La verdad en las palabras de Bakugou me conmovió profundamente. Él no era alguien que solía mostrar sus sentimientos, y el hecho de que estuviera aquí, hablando conmigo de esta manera, significaba mucho.
Sin pensarlo, Bakugou me rodeó con los brazos en un abrazo. Me sorprendió al principio, pero luego me dejé llevar. Me aferré a él, sintiendo la calidez de su cuerpo, la fuerza de sus brazos. En ese momento, entendí que a pesar de nuestras diferencias y de los desafíos que habíamos enfrentado, había algo verdadero entre nosotros.
— Yo también te admiro —le susurré— Tú nunca te rindes tampoco. Eso es lo que me inspira
Bakugou apretó el abrazo, y pude sentir el latido de su corazón contra mi pecho. La sinceridad de ese momento me hizo sentir más conectada con él de lo que nunca antes había sentido. No importaba lo que el futuro nos deparara; en ese instante, había encontrado un refugio en él, y eso me daba fuerzas para enfrentar cualquier cosa.
Nos quedamos así por un tiempo, sin necesidad de palabras, solo el consuelo mutuo en un abrazo que decía más que cualquier discurso. El dolor del comentario cruel se desvaneció, reemplazado por una nueva comprensión de nosotros mismos y del uno al otro. Cuando finalmente nos separamos, ambos sabíamos que, a pesar de todo, nos teníamos el uno del otro.
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Cempasúchil | Katsuki Bakugou
FanfictionDónde Bakugou Katsuki conoce a la nueva estudiante de intercambio de México, Elita Sato. Una chica semidiosa con linaje de los dioses del mictlán, Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl.