¹⁵

1.1K 159 4
                                    

Rosario y yo nos encontramos en la cocina, ella preparándome comida y yo jugando con mi vaso de agua

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Rosario y yo nos encontramos en la cocina, ella preparándome comida y yo jugando con mi vaso de agua.

—La he visto muy juntita con él muchacho éste, Dimitrio

Mencionó Rosario causando que casi me ahogara con el agua.

—¿De qué habla Rosario?, me parece que necesita lentes eh —bromee

—Para nada si yo veo muy bien, ¿le gusta verdad?

—Ay, ¿por qué todos me hacen esa pregunta? —suspiré asintiendo lentamente —creó que si, me gusta

—Lo sabía, sabía que esas miraditas no eran normales —reí

—Me gusta Dimitrio pero siento que mi corazón no le pertenece al cien por ciento —Rosario Me miró confundida —hace ya unas semanas conocí a alguien y siento que también me atrae

Ella negó con la cabeza varias veces pero no pudo responderme ya que escuchamos a Alejandro llamándola muy molesto. Nos miramos por un momento pero mi hermano volvió a llamarla, esta vez Rosario fue a ver que necesitaba y yo fui con ella.

—¡Rosario!

—Si, señor —dijo ella en cuanto estuvimos frente a Alejandro

—Su obligación de quedarse en esta casa era vigilar a Monserrat, y cómo no lo ha hecho no tiene caso que siga aquí. Agarre sus cosas y lárguese, ¿me entendió?

—Si

—¿Qué estupidez estás diciendo, Alejandro? —intervine

—Le voy a pedir a un peón que la lleve hasta el pueblo —aviso ignorandome

—No es necesario, señor. Con permiso

Rosario rápidamente se fue y yo miraba mal a Alejandro.

—¿Qué te pasa? —lo tomé del brazo lo más fuerte que pude —¿por qué corres así a Rosario? ¿qué hizo?

—Estoy casi seguro de que es cómplice de Monserrat —lo miré confundida —mi esposa trató de escaparse anoche

Solté su brazo dirigiendo mi vista hacía otro lado, ¿quién se lo había dicho?

—¿Lo sabías? —preguntó riendo irónicamente —no lo puedo creer, Samantha

—Yo no sabía nada, no me metas en tus problemas y Rosario no se va a ir de aquí

—Claro que se irá, ya lo decidí

—Yo también puedo decidir, también soy dueña de todo ésto ¿recuerdas?

—Ya lo sé pero yo ya tomé una decisión y no voy a permitir que intervengas

—¿De verdad? —él asintió —entonces yo quiero que María se largué de esta casa

—¿Qué? —me miró incrédulo —sabes perfectamente que eso no va a pasar

Negué con la cabeza.

𝐄𝐧𝐜𝐡𝐚𝐧𝐭𝐞𝐝 || 𝐃𝐢𝐦𝐢𝐭𝐫𝐢𝐨 𝐌𝐞𝐧𝐝𝐨𝐳𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora