¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Rosario y yo nos encontramos en la cocina, ella preparándome comida y yo jugando con mi vaso de agua.
—La he visto muy juntita con él muchacho éste, Dimitrio
Mencionó Rosario causando que casi me ahogara con el agua.
—¿De qué habla Rosario?, me parece que necesita lentes eh —bromee
—Para nada si yo veo muy bien, ¿le gusta verdad?
—Ay, ¿por qué todos me hacen esa pregunta? —suspiré asintiendo lentamente —creó que si, me gusta
—Lo sabía, sabía que esas miraditas no eran normales —reí
—Me gusta Dimitrio pero siento que mi corazón no le pertenece al cien por ciento —Rosario Me miró confundida —hace ya unas semanas conocí a alguien y siento que también me atrae
Ella negó con la cabeza varias veces pero no pudo responderme ya que escuchamos a Alejandro llamándola muy molesto. Nos miramos por un momento pero mi hermano volvió a llamarla, esta vez Rosario fue a ver que necesitaba y yo fui con ella.
—¡Rosario!
—Si, señor —dijo ella en cuanto estuvimos frente a Alejandro
—Su obligación de quedarse en esta casa era vigilar a Monserrat, y cómo no lo ha hecho no tiene caso que siga aquí. Agarre sus cosas y lárguese, ¿me entendió?