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—¿Ya te llamó Dimitrio?

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—¿Ya te llamó Dimitrio?

Me sobresalte y me di la vuelta para ver quien me había asustado, era Monserrat.

—¿Qué tal les fue en la comunidad? —le pregunté a la rubia tratando de cambiar el tema

—Muy bien, pero no has respondido mi pregunta —sonrió mirándome con diversión

—Si, ya me llamó —sonreí al recordar a Dimitrio —de hecho justo antes de que me asustaras terminamos de hablar

—Me da gusto que estés feliz —me abrazo —pero si te hace algo me lo vas a decir ¿verdad?

—Por supuesto, serás la primera a la que se lo diré. ¿Y tú? ¿está todo bien?

—Si, bueno, discutí con tu hermano porque la mujer esa que dice ser su amiga se mudó aquí y la verdad no me cae bien

—A mi tampoco me cae bien, y sobre que se mudó aquí también discutí con Alejandro por eso, no logré que la mandara a quedarse en otro lado

Antes de que Monse pudiera decirme algo fuimos interrumpidas por el padre Anselmo.

—Hola Hijitas, ¿cómo han estado?

—Bien padre, gracias —respondimos

—Me dijeron que hoy en la mañana fuiste a verme con tu marido —dijo el padre hacía Monserrat

—Si, padre

—¿Y para qué soy bueno?

—Alejandro quería que nos acompañara, me llevó a conocer la comunidad indígena dónde usted hace la labor humanitaria —explicó

—¿Y qué te pareció?

—Ay padre, me dio mucha tristeza, a mi me gustaría poder ayudar a toda esa gente

—Bueno, un poco de ayuda siempre es bien recibida ¿verdad Samy?

Asentí y segundos después apareció Alejandro

—Con permiso, voy a ver si ya está la comida —Monse me hizo una seña con la mirada

—Te acompaño, con permiso

Dije para después ir con la rubia, ahora que Monserrat está en la hacienda no me siento tan sola, ella es cómo la amiga que siempre quise tener.

—Dominga, ya esta lista la comida —me acerqué a ella

—Si señorita, nada más estaba esperando a María para servir

—Sirva usted por favor —intervino Monserrat —y también le encargo que ponga otro lugar en la mesa, seguramente el padre Anselmo se va a quedar a comer con nosotros

—Cómo usted mande señora

—Gracias —Monse entrelazo su brazo con el mío y antes de irnos dirigió su vista hacía la mujer que estaba ahí —¿usted estaba en la casa del padre Anselmo?

—Si, señora

La miré por un momento con confusión pero el tirón de Monse me sacó de mi trance.

—Dominga ¿le puedo pedir un favor?

—Por supuesto señora —Dominga se acercó a nosotras —¿qué necesita?

—¿Le puede dar algo de comer a la señora?, y también llévela por algo de ropa y zapatos

—Si señora, claro que si

Monserrat agradeció y salimos de la cocina.

—Oye, haces muy bien eso de ser "la señora de la casa" eh

Ella se rió y negó con la cabeza.

—Samantha, ¡Samantha! —me movieron bruscamente y abrí los ojos lentamente

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—Samantha, ¡Samantha! —me movieron bruscamente y abrí los ojos lentamente

—¿Qué pasa? —pregunté adormilada frotandome los ojos

—¿Viste a Monserrat?, ¿sabes en dónde está?

—No Alejandro, no la vi, debe estar dormida en su cuarto

—Es que no está en su cuarto, ya la busqué y no esta por ningún lado

Al escuchar eso inmediatamente se me fue el sueño.

—¿Qué? —me levanté rápidamente —pues vamos a buscarla

Al salir de mi habitación buscamos en todos los lugares posibles pero Monse no estaba así que Alejandro optó por salir a buscarla junto a Juventino y los demás peones.

Paso un buen rato de que se fueron pero al fin habían regresado.

—¡Samantha!

Monse al verme se soltó del agarré de Alejandro y corrió a abrazarme lo cuál correspondi.

—Monserrat, ¿estás bien? ¿te paso algo?

—No Samy, estoy bien

—Ay, que bueno

—Vamonos —Alejandro tomó del brazo a Monserrat y se la llevó

Lo miré mal y justo cuándo me iba para mi habitación vi a María.

—¿Tú que haces aquí?, metiche

Me fui a mi habitación y momentos después Alejandro estaba aquí conmigo.

—A ver Alejandro cálmate

—¿Cómo quieres que me calme, Samantha?, ¡mi mujer se iba a escapar!

—Pues está muy raro ¿no?, Monserrat que no sabe montar se iba a escapar con un caballo

—Es verdad —suspiró

—Además, justo la silla que se perdió fue de María

—Que quieres decir —me miró con confusión

—Ay por dios Alejandro, no te parece que María tuvo algo que ver

—No, no creó, María no sería capaz

—De verdad espero que algún día te des cuenta de la persona que en realidad es María

Nos quedamos hablando un rato más hasta que el decidió irse a dormir.

Éste capítulo fue más corto de lo usual pero en el siguiente ahora si se viene lo bueno y les prometo que va a ser mucho más largo

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Éste capítulo fue más corto de lo usual pero en el siguiente ahora si se viene lo bueno y les prometo que va a ser mucho más largo.🫶🏼

𝐄𝐧𝐜𝐡𝐚𝐧𝐭𝐞𝐝 || 𝐃𝐢𝐦𝐢𝐭𝐫𝐢𝐨 𝐌𝐞𝐧𝐝𝐨𝐳𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora