¹⁶

753 109 13
                                    

—Es un placer recibirlos en mi hacienda —dice Joaquín mientras nos dirige a la sala

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Es un placer recibirlos en mi hacienda —dice Joaquín mientras nos dirige a la sala

—Muchas gracias por la invitación Joaquín, lo mismo te digo a ti Amelia —agradece Monserrat

Al llegar a la sala nos encontramos con Angélica y Virginia, la primera me saluda con gran emoción mientras que la contraria solo me mira con una sonrisa.

—Al contrario, es un gusto que ya nos debían eh, hace mucho tiempo —habla Amelia

—¿Cómo estás, Angélica? —pregunta Monse

—Bien, ¿tú?

—Bien. Virginia, qué gusto verte

—Monserrat —la llama Amelia —te tengo una sorpresa

Y cómo si Amelia lo hubiese planeado detrás de ella aparecieron Graciela y Dimitrio.

—Mi niña hermosa, pero que gusto verte

Monserrat la mira con sorpresa y desagrado mientras Alejandro y yo intercambiamos miradas algo incómodos de ver a la señora.

—Mamá, no esperaba verte aquí

—No yo tampoco pero ya ves —Graciela se acercó a abrazar a Monse

—Qué sorpresa, señora Graciela

—Es que en cuanto mi amiga me invitó, obviamente acepté —explicó acercándose a mi para dejar un beso en mi mejilla —extraño tanto a mis hijos, ¿y tú no me extrañas, mi amor?

Preguntó hacía Monserrat la cuál sonríe irónicamente.

—Me da mucho gusto verte, mamá. Necesito hablar contigo

—Ah, si. Oye amiga, me da mucha pena pero ¿nos permites pasar a tu despacho

—Claro, pasen

—Gracias, con permiso —dijeron ambas mujeres para después entrar al despacho

Todos los presentes nos sentamos en los sofás, Alejandro hablaba con Joaquín y Amelia, Angélica con Virginia, mientras que yo estaba con Dimitrio y él me invitaba a ir a la feria ganadera con él.

—Entonces, ¿si vas conmigo? —preguntó tomando mi mano

—Está bien —sonreí —creó que ya es momento de pensar en mí misma

Dimitrio sonrió abrazándome pero se separó al ser interrumpidos por Monserrat.

—Dimitrio, ven tantito

—Ay, si claro, ahorita regreso

Dimitrio dejó un beso en mi mejilla y se fue con Monserrat, cuando se fue inmediatamente sentí la mirada de intriga y ¿molestia? de Virginia.

Después de un buen rato en casa de los Arechiga al fin ya estábamos en nuestra hacienda, al llegar lo primero que hice fue ir corriendo a mi habitación y ver que es lo que me pondría sin duda era una decisión difícil.

𝐄𝐧𝐜𝐡𝐚𝐧𝐭𝐞𝐝 || 𝐃𝐢𝐦𝐢𝐭𝐫𝐢𝐨 𝐌𝐞𝐧𝐝𝐨𝐳𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora