Treceava Amistad: El Peso de la Despedida

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Los días después del incidente con las arañas se desdibujaban en mi mente. Mi cuerpo aún se sentía pesado; cada músculo dolía con cada movimiento. Afortunadamente, aunque cubierto de magulladuras, estaba entero. Seth y los muchachos no me dejaron solo ni un momento, y su compañía se convirtió en un bálsamo en esos días de recuperación y finalmente pude memorizarme el nombre de todos ellos. Tras muchas misiones juntos, el sentimiento de camaradería fue arraigándose día a día. El cariño y la preocupación se sentían genuinos, lo que me causaba una calidez que pocas veces había experimentado.

Wilson, al día siguiente, finalmente se declaró a su amada. Nadie lo dijo en voz alta, pero todos estábamos atentos. Cuando volvió, sonriendo como un hombre que había ganado una guerra, estallamos en vítores. Nuestro soldado del amor regresaba victorioso, y ese fue motivo suficiente para celebrar durante toda la noche, siendo el primero de la hermandad en iniciar una relación desde que llegamos al distrito. Fue un motivo de celebración para todos. Aprendí algunas de sus costumbres y, con el tiempo, entendí perfectamente la filosofía que seguían. Pasaron unos días más antes de volver a las misiones, aunque, para ser sincero, después del incidente con la reina, las demás arañas o incluso los lagartos que tuvimos que enfrentar se sentían como pequeñas molestias en comparación con aquella abominación.

Pero, tristemente, todo tiene un final, y fue justo cuando ya me había adaptado completamente.

Seth: Muy bien, muchachos. Tenemos tiempo libre. Dos días de vacaciones, así que planifiquen sus salidas y esas cosas. Nos vemos a la misma hora de siempre para entrenar.

Qawha: ¿En serio tenemos que hacerlo en nuestros días libres?

Seth: Claro, hombre. Nada es excusa para no entrenar.

Wilson: Nuestro jefe nunca tiene piedad con la procrastinación, buen Qawha.

Roco: Y por eso lo queremos.

Bob: Ciertamente.

Las risas se apagaron de golpe cuando Eloísa entró en la habitación. Era como si una sombra hubiera cubierto el lugar. De manera instintiva, nuestras miradas se dirigieron a ella, y el aire se volvió pesado. Había algo en su presencia que siempre nos ponía en alerta, como si estuviéramos esperando el golpe de un enemigo invisible.

Seth: ¿Noir te sacó a pasear, perra?

Eloísa: También me alegra verte, Seth. Me alegra taaaanto que sigas vivo.

Mencionó con un gran disgusto que ni se molestó en disimular.

Seth: ¿Qué quieres aquí?

Preguntó con un tono molesto, rozando lo agresivo, mientras ella solo cerraba los ojos y cruzaba los brazos.

Eloísa: No vine por nada en particular. Solo vine a informarte que Noir quiere verte en su oficina.

Seth: Tsk, de todas las personas, ¿por qué siempre te usa a ti para estas cosas? A veces pienso que es para poner a prueba mi paciencia.

Eloísa: ¡Hump! Terminemos con esto de una vez.

Seth: Ya saben, muchachos, diviértanse en su día libre.

Qawha: La verdad, yo no tengo mucho que hacer... No tengo a nadie aquí.

Seth: Espérame en el gimnasio, muchacho. Puedes acompañarme a comprar algunas cosas; quiero hacer un buen asado para celebrar que sobrevivimos a una reina.

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⏰ Última actualización: Oct 01 ⏰

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