Tonemi Shinden || El Diente De León

Capítulo 32: "La prueba de los cascabeles y el juramento del dolor"

El día siguiente se enfocó en escanear bien el chakra de sus compañeros antes de salir al centro de la aldea. Sabía que tenía que ser mucho más cuidadosa ahora que le habían dicho lo de Tazuna.

No porque el viejito fuese peligroso pero era Gato el que había mandado a matar a ese hombre y Zabuza tenía que hacer como que le gustaba la idea de llevar a cabo la muerte de un inocente solo por el capricho de un pez gordo que no quería que el pueblo tuviera qué comer.

Se preparó pues ya era tarde. Seis de la mañana y los chicos debían estar esperándola. Se tomó su tiempo, Se alistó con sus armas y su máscara ANBU en caso de que tuviese que ir a echarle una mano a los ninjas renegados y partió hacia la academia ninja, envuelta en una neblina más densa de lo que solía ser normalmente.

-¡Llegó tarde! -exclamaron Akimetsu y Kouta, señalándola ambos con sus índices derecho, enojados.

No pudo evitar soltar un suspiro y una sonrisa despreocupada.

-Ah, lo siento, es que me topé con un gato negro y tuve que tomar el camino largo... -respondió.

Los tres la miraron con incredulidad. Se veía como una maestra irresponsable, altanera y desinteresada, pero había algo en ella que a les causaba gran intriga y los hacía quedarse allí con ella, por tanto guardaron silencio (con mohines en sus pequeños rostros) mientras la joven se estiraba tranquilamente y escuchaba el rugir de sus estómagos. Se crujió los huesos y se preparó para comenzar a explicar lo que iba a hacer durante la mañana.

-Muy bien, haremos lo siguiente. -de su bolso de las armas Kiba sacó dos cascabeles-. ¿Ven esto? -los vio asentir-. Pues deben encontrar la forma de quitármelos. -sonrió mientras los hacía sonar.

Hubo umos segundos de silencio donde los niños miraban fijamente el mover de los cascabeles. Ryonousuke fue el primero en hablar después de la presentación de la famosa prueba de los cascabeles de Katon.

-Hay dos de esos y nosotros somos tres. No podemos tenerlos todos, sensei.

-Perspicaz, tiburoncín. -Le elogió, viendo al chico desviar la mirada, como si fuera algo obvio (y lo era) pero notó una media sonrisa de su parte-. Cada uno me tiene que quitar un cascabel. El que no pueda hacerlo hasta el medio día debe quedarse amarrado en un tronco sin almorzar, viendo cómo los demás comen y será devuelto a la academia.

Sus rostros casi se desencajan y ella intentó aguantar las risotadas. Era muy divertido ver a los estudiantes temer por un desafío al que debían buscar más allá de lo que ella les mostraba a simple vista. La idea de la prueba era evaluar el trabajo en equipo, no la individualidad por tanto, no era necesario tener los dos cascabeles. Si ellos se organizaban para atraparla, Tonemi daría por finalizado el entrenamiento y los aprobaría.

Pero nadie antes había logrado pasar su examen. ¿Qué decía que ellos lo harían? No tenía nada que ver el hecho de que la Uchiha conociera a dos de ellos. No iba a aprobar a los tres niños solo por cariño a Akimetsu.

-¡Qué estamos esperando! -gritó Kouta, corriendo hacia la joven que en cuestión de segundos, lo inmovilizó. Los dos miembros restantes del equipo la miraron impresionados.

La joven negó, esperando la impaciencia y espontaneidad del chico de la cola.

-Es bueno que seas entusiasta, niño. -Le dijo con una sonrisa-. Pero ni siquiera he dicho que pueden empezar.

El agarre que le proporcionó a Kouta fue lo suficientemente fuerte como para hacer que se quejara. Si no aprendía por las buenas, tendría que aprender por las malas.

-Bueno... ya pueden comenzar. -sonrió.

Con ese comentario, la mujer se desvaneció y los tres chicos se pusieron en acción. El terreno en el que estaban era bastante grande y cubierto de neblina, lo que hacía difícil la búsqueda pero también, fácil ocultarse de ella y viceversa.