Capítulo 6: Proyecto grupal.

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Era viernes, y el día del temido trabajo en grupo había llegado. Applejack, con el papel que Rainbow Dash le había dado en la mano, se subió a un taxi que la llevaría a la casa de su compañera. Mientras miraba por la ventana, observaba cómo el paisaje iba cambiando poco a poco. Las casas eran cada vez más grandes y lujosas, hasta convertirse en verdaderas mansiones.

Narra Applejack: 

Viendo todo esto me doy cuenta de que esta zona es de gente rica. Estas mansiones son gigantescas, hasta tienen piscinas enormes. Sería increíble poder darme esos lujos, pero sé que eso es imposible. Finalmente, el taxi se detuvo frente a la casa de Rainbow Dash... no, no es una casa, ¡es una mansión super gigantesca! Hasta tiene piscina.

Applejack pagó el taxi y, con cierto nerviosismo, caminó hasta la puerta. Tocó el timbre, esperando que Rainbow Dash la recibiera, pero para su sorpresa, quien abrió la puerta fue Scootaloo, la amiga de su hermana Apple Bloom.

Scootaloo: ¡Hola, Applejack! —saludó con una sonrisa—. ¿Qué te trae por aquí?

Applejack: Hola, Scootaloo —respondió, sorprendida—. Vine por un proyecto grupal... ¿y tú qué haces aquí?

Scootaloo: Oh, yo vivo aquí —contestó alegremente.

Applejack la miró con curiosidad.

Applejack: ¿Vives aquí? —preguntó—. ¿Entonces Rainbow Dash es tu hermana?

Scootaloo: Sí. ¿La conoces?

Applejack asintió, aunque con un toque de incomodidad.

Applejack: Algo así...

Scootaloo dejó pasar a Applejack y la condujo por el enorme recibidor.

Scootaloo: Rainbow Dash está en su habitación —le informó antes de seguir su camino.

Applejack, algo sorprendida por todo el lujo que la rodeaba, caminó hasta el lugar indicado. Cuando llegó, tocó suavemente la puerta antes de entrar.

Rainbow Dash: ¿Qué quieres, granjera? —dijo  sin levantar la vista del teléfono al ver a Applejack entrar.

Applejack suspiró y dejó su mochila en el suelo.

Applejack: Vine a trabajar en el proyecto, tal como acordamos.

Rainbow Dash se encogió de hombros.

Rainbow Dash: Hazlo tú, granjera. No tengo tiempo para perder con cosas tan aburridas y, además, no trabajo con gente como tú.

Applejack se quedó mirándola, incrédula.

Applejack: ¿Gente como yo?—preguntó, molesta.

Rainbow Dash: Sí, ya sabes, pobres —dijo con desdén, sin siquiera mirarla.

Applejack apretó los puños, conteniendo su frustración, pero no dijo nada. Sabía que discutir con Rainbow Dash no la llevaría a ningún lado. Así que, para no perder más tiempo, sacó los materiales y comenzó a trabajar en el proyecto sola.

Mientras Applejack trabajaba en silencio, Rainbow Dash seguía en su teléfono, ignorándola por completo. Pasaron las horas, y aunque el trabajo era para dos personas, Applejack terminó todo sola. Rainbow Dash ni siquiera hizo el intento de ayudar.

Finalmente, cuando terminó, Applejack guardó sus cosas y miró a Rainbow Dash, quien seguía despreocupada.

Applejack: Listo, ya está hecho.—dijo con cansancio en la voz.

Rainbow Dash: Genial—respondió sin levantar la vista de su teléfono.

Applejack salió de la habitación con una mezcla de alivio y frustración. Mientras caminaba hacia la salida.

Un amor que nace del odio. (Appledash) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora