Soñé que habíamos cumplido todas nuestras promesas, que cada anhelo que compartimos en esas noches de susurros se volvió realidad. Estábamos juntos, tan cerca que podía sentir el latido de tu corazón acompasado al mío, como si fueran uno solo. No había miedo, no había dudas, solo nosotros, construyendo el hogar que siempre imaginamos, con esa familia que tanto soñamos. Te vi sonreír, como si el universo entero se rindiera ante la fuerza de lo que somos cuando estamos juntos.
En ese sueño, jamás me soltaste.
Tus manos eran mi refugio, tus brazos el único lugar donde quería estar. Cada paso que dimos fue hacia ese futuro que tantas veces dibujamos con palabras y deseos. Lo teníamos todo, lo éramos todo. Y en esa paz, en esa felicidad tan plena, creí que nunca iba a despertar.Pero lo hice.
La alarma sonó, rompiendo el encanto, y de repente ya no estabas. Ese vacío... ese vacío tan cruel me invadió el pecho. Me quedé tendida, con los ojos abiertos, sintiendo cómo tu ausencia me quemaba por dentro. Es un dolor que no tiene nombre, una soledad que no puede describirse con palabras, porque es más que el silencio: es la ausencia de ti, de lo que podríamos haber sido.Despertar sin ti fue como caer de un sueño perfecto a una realidad rota. Porque aunque no estabas, el amor seguía ahí, tan inmenso y puro que dolía. Un amor que no se va, que se aferra a cada parte de mi ser, a pesar de que tú ya no estás para sentirlo.
Y ahora me pregunto... ¿es esto lo que será para siempre? Este vacío, esta nostalgia eterna de lo que fuimos y lo que nunca seremos. Me duele tanto no tenerte aquí, pero lo que más me duele es que incluso en mis sueños, te sigo perdiendo 🌙🥀💭
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Una adolescente más 👤
RomancePensamientos, sentimientos y emociones de un adolescente que intenta descifrar que es lo que tiene