Isaac

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— ¿Ya podemos ir a la ciudad? — me giré a ver a Alice con una gran sonrisa cuando él primer rayo de sol entro a la sala.

Tras una semana en la isla no habíamos salido de allí ni la primera vez, nos habíamos entretenido con caserías cercanas, juegos de mesa, carreras para ver quién nadaba más rápido y pequeños partidos de voleibol improvisados.

— Aún es muy temprano, Char — Alice me sonrió de lado y al ver mi puchero termino arrojando su revista a un lado — pero podemos ir a explorar mejor la isla.

En menos un minuto fuí a mi habitación a cambiar mi pijama por algo más de explorar, precisamente unos shorts verdes a mitad de muslo y con bolsillos acompañado de una playera amarilla poco más abajo del ombligo, también me puse unos tenis deportivos y regrese a la sala.

— Lista — sonreí — así aprovechamos de cazar, me da curiosidad saber que animales pueden haber si nos adentramos más en la jungla.

— La verdad a mí también — Jasper aprecio en la sala de la nada — creo que la última vez que estuvimos aquí había un lago no muy lejos, aunque no recuerdo la ubicación exacta, habrá que caminar un poco.

— Ahora aún más quiero ir — dí pequeños saltitos de emoción — voy a ir a buscar mi collar de conchas marinas, lo olvide.

— No es necesario, ten — Alice me dió una cajita que estaba sobre la mesa de la lámpara al lado del sofá — combinan con tu aire playero de éstos días.

Tomé la caja con curiosidad y al abrirla me encontré con dos broches para el cabello en forma de estrellas de mar, doradas mi color favorito para la joyería, también tenían algunas perlas encrustadas.

— Son de oro puro y las perlas son reales, de Australia y Japón, las mejores del mundo — Jasper sonrió al hablar — Alice escogió el diseño de uno y yo del otro.

— Muchas gracias — los abrace a ambos con una sonrisa — son lindísimos, me encantan.

— Y también combinan con tu cabello — Alice los tomo y los coloco en mi cabello sujetando un mechón rebelde que siempre se iba a mi rostro — ahora sí, lista para salir.

Los tres salimos de la casa y empezamos a caminar hacia la selva que rodea la casa.

La vegetación era una mezcla entre palmas, flores exóticas y árboles de fruta que yo detallaba con curiosidad mientras Jasper se alimentaba de un puma y Alice fotografiaba todas las flores con las que se encontraba.

— Mira, Alice — señalé un pequeño dconejo que se asomaba entre las plantas — que lindo.

Caminé hacia el conejito y lo tome en brazos, era simplemente hermoso, su pelaje era totalmente blanco y sus ojos del mismo rojo que alguna vez fueron los míos, un rojo brillante.

— Es adorable — Jasper se acercó y me lo quitó de las manos — Alice, ven para tomarnos una foto los tres.

Junto con Alice nos tomamos una foto con el conejito, haciendo caras graciosas y luego seguimos caminando.

Unos minutos después nos encontramos con él lago que Jasper había mencionado, estaba rodeado de árboles y pequeños arbustos de flores, casi escondido y el agua era cristalina,  se podían ver las piedras brillantes en el fondo.

Con un movimiento rápido me quité lao tenis y los dejé en una roca para poder caminar hacia el lago y sumergirme solo un poco para que él agua no mojara mi ropa.

— Charlotte, te vas a mojar toda — me  llamó Alice sentada en una roca, al parecer había empezado a hacer coronas de flores.

— Miren, hay pecesitos — apunte los peces de colores que seguía con la mirada.

La princesa de los CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora