Capitulo 12

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Todavia no le habia llegado bien, primero me dice que soy una puta, facil y ahora me besa, me separe de el para tomar aire, pero ya no tenia ropa interior me encontraba completamente desnuda, pero ni cuenta me di, pero que estaba pasando, no solo eso me molestaba, estaba enganchado a su cintura con brazos alrededor de su cuello y el entreteniendose con mis pechos.

No se cuando paso pero me encontraba agitada y en el suelo, habia tenido el orgasmo mas placentero en minutos estaba de todos los colores menos del que tenia. No, no y no lo seguiría permitiendo le pondría stop a esto, me usa como si fuera una puta, mejor dicho como una perra al menos a las putas les pagan pero ese idiota no me trataría como una, me levante me vestí  y doble la ropa que traje puesta y la deje en un lugar, para cuando me valla.

Iba a decirle a ese maldito norteamericano que me respete, que mantenga su espacio y yo el mio, no soy una perra que debe usar cada vez que quiera, la verdad no le diria todo eso ya lo resumiria estaba demasiado molesta como para hacer un discurso. Llegue a su oficina y ni toque, abri la puerta y lo vi tecleando con la computadora, miro hacia la puerta por donde habia entrado, mientras su vista se perdía en mi rostro sumamente furioso.

—No te han enseñado tocar antes de entrar a la oficina de otros y mas si es de tu jefe— Hablaba como si nada habia pasado ese malnacido pero ya veria.

— Y a ti descarado, no te han enseñado a respetar, nunca has escuchado en tu pais lo que es espacio personal— Estaba fuera de si pero el me escucharia.

— Eso no fue lo que me dejaste dicho hace un rato ahí afuera— Lo miré  confundida ¿A que se refería con eso?— Valla si que olvidas rápido, ¿Quieres que te de un recordatorio?—Se me iba acercando cuando una voz nos interrumpio, la voz provenia del escritorio desde el  teléfono que ocupaba allí *señor ya llegaron, los hago pasar —El se dirigio a su escritorio— Si—Sin mas colgó — Disculpame ahora tengo cosas mas importantes con personas mas serias si me disculpas—Me dice dirigiendose a la puerta ya abierta—No te preocupes ya tendre tiempo para tí Celeste—Con una sonrisa de lado me hace seña, no para que me valla, sino para que me largue de su presencia, pero en ese instante entran dos hombres, muy guapos por cierto uno rubio con ojos negros, formido y el otro de pelo castaño, ojos verde y tambien se veia que era atletico, mas atras entraron tres mujeres de mediana edad yo les echaba unos 30 no mas, a la castaña de ojos claro unos 40 años, no parecian de aqui ninguno ya me lo imaginaba norteamericanos, quizas no exactamente, pero de aqui si no eran, comenzaron a saludarse y hablar en su idioma que perfectamente entendia, me sentia como una idiota y sin mas vi en una esquina no muy lejos de donde estaba una cosa de crystal, no sabia lo que era pero resultaria con mi pie izquierdo lo tumbe, todos miraron para ver de donde fue el escandaloso ruido.

—Ups  lo siento, soy tan torpe, pero sigan en lo suyo— Dije en su idioma y fingiendo verguenza, Alexander enarqueo una de las cejas, como diciendo  hablas ingles. El rubio se acerca a mi, y se agacha para ayudarme a recoger los vidrios—Por favor no se moleste para esto estoy — El era mas guapo de cerca, pero Dios que bendita fragancia.

— No es ninguna molestia—Terminando de recojer los pedazos mas grandes, de esas miniaturas ya me encargaria despues, ademas todo el mundo aqui usaba zapatos, por lo que no ocurririan accidentes.— ¿Como te llamas hermosa?

—Celeste un gusto y ¿tu?—Alexander veia la escena totalmente serio, y los otros aun no salian de su shok por la imprudencia que acaba y esta pasando.
—Esteban kennedy, a la orden—Con una hermosa sonrisa me aprieta mas la mano sin quitarme los ojos de encima, y de estudiarme de arriba a bajo ya me estaba incomodando, sin mas solte el apreton con una sonrisa.

—Esteban ¿Te recuerdo la razón por la cuál  dimos ese agotador viaje para llegar hasta aqui o ya lo olvidaste?—La pelo mal teñido me miraba con mal de ojos, como si quisiera desaparecerme de la faz de la tierra.

En busca de un nuevo caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora