VISERRA
Fui lanzada contra la cama con una fuerza que me dejó sin aliento. Mi cuerpo rebotó sobre los gruesos almohadones, pero no tuve tiempo para recuperarme. Aenys, sin decir una palabra, se apresuró a salir de la habitación, cerrando la puerta tras de sí con un estruendo seco.
Con la adrenalina aun corriendo por mis venas, me levanté de inmediato, bajando de la cama con un movimiento torpe y furioso. Mis pasos resonaban en el suelo de piedra mientras me dirigía hacia la puerta, con el corazón latiendo con furia en mi pecho. Agarré el pomo y lo giré con desesperación, pero no se movió. Intenté una vez más, con más fuerza, mi respiración acelerándose mientras la realidad me golpeaba como una ola helada.
—¡Maldito seas, Aenys! —grité, golpeando la puerta con ambas manos, mi voz resonando en la habitación vacía.
Estaba cerrada. Me había encerrado, como si fuera una bestia salvaje que necesitaba ser controlada, como si yo fuera el peligro y no Maegor. Mis dedos se deslizaron por el pomo con frustración mientras sentía la sangre correr más rápido en mi cabeza. La ira se acumulaba en mí, ardiendo en mi interior, y apreté los dientes, sintiendo cómo la humillación y el enfado se mezclaban en una tormenta que no podía controlar.
—¡Ábreme, maldito cobarde! —grité, golpeando la puerta con los puños, el eco de mis palabras rebotando en las paredes, tan vacías como la promesa de seguridad que Aenys pretendía darme.
Me giré, buscando algo, cualquier cosa, que pudiera ayudarme a salir de esta mugrienta prisión en la que me había dejado. La habitación, oscura y desprovista de cualquier lujo que pudiera hacerme sentir más segura, parecía burlarse de mí con su desnudez. Esto no era una habitación digna de una princesa. Ni siquiera digna de un animal.
Me apoyé contra la puerta, mis manos temblando mientras el silencio me envolvía. Sabía lo que estaba pasando fuera de estas paredes. Sabía que Maegor estaba enfurecido, y que no se detendría hasta encontrarme, hasta arrancarme de los brazos de Aenys si era necesario.
Los gritos resonaron a través de la puerta, filtrándose como un eco macabro que me hizo sentir un escalofrío recorrer mi columna. Afuera, algo terrible estaba sucediendo. Lo peor. La algarabía se mezclaba con el rugido de voces alteradas y pasos apresurados, y mi corazón se detuvo un instante, como si el mismo aire de la habitación se volviera pesado, imposible de inhalar.
Se lo advertí. Le dije que debía dejarme ir, que mantenerme aquí solo empeoraría las cosas. Pero Aenys, como siempre, no me escuchó. Ahora estaba enfrentando las consecuencias de enfurecer al dragón. Él no lo entiende, nunca lo ha hecho. Maegor no es como él. No es alguien que retroceda, no es alguien que acepte las barreras o las órdenes del rey. Maegor no cederá hasta que me tenga a su lado, no se detendrá hasta que su voluntad sea satisfecha.
Un temblor recorrió mi cuerpo. La furia de Maegor es una fuerza que no se contiene, y yo lo sabía mejor que nadie. Lo había visto muchas veces antes. Pero esto... esto era diferente. Esta vez, no se detendría hasta que la sangre sea derramada.
Con cada nuevo grito que llegaba a mis oídos, me imaginaba la escena: Aenys intentando razonar, siempre tan diplomático, tan iluso, mientras Maegor no haría más que despreciar sus palabras, avanzando como una bestia imparable. Cada rugido, cada golpe, me decía que Maegor estaba más cerca, que no descansaría hasta que encontrara lo que busca. Y lo que busca soy yo.
Me aparté de la puerta, mi cuerpo temblando de la mezcla de terror y rabia. Sabía que este encierro no duraría. Sabía que, tarde o temprano, Maegor abriría esa puerta y vendría por mí. ¿Pero en qué estado lo encontraría? ¿A cuántos más destrozaría antes de que me arrancara de esta habitación?
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OUR LOVE ── 𝐦𝐚𝐞𝐠𝐨𝐫 𝐭𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧
Fanfictionᴏᴜʀ ⎯⎯⎯ belonging to or associated with one or more people. ໒꒱ Donde Maegor solo tiene ojos para su dulce Viserra, pero el deber y el amor se interponen entre lo que alguna vez uno de ellos creyó tener. ˎˊ˗ ʟᴏᴠᴇ ⎯⎯⎯ an intense feeling of deep affe...