OUR LOVE ── 𝐦𝐚𝐞𝐠𝐨𝐫 𝐭𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧

LLAMADO A LA BATALLA

OMNISCIENTE

Aunque el Conquistador de los Siete Reinos haya desplegado su poder sobre toda Poniente, las amenazas persistían, ocultas en las sombras, esperando el menor resquicio de debilidad para desatarse. La corte de Aegon, majestuosa pero tensa, se convirtió en el campo de un juego peligroso, donde los enemigos derrotados aún susurraban desde las esquinas y los viejos linajes nobiliarios de Poniente observaban con rencor. Aegon, consciente de que la guerra por el dominio de los Siete Reinos no había terminado con el fuego de Balerion ni con las lanzas caídas en el Campo de Fuego, ordenó la construcción de un imponente muro que rodeara Desembarco del Rey, una ciudad nacida de la conquista y defendida ahora por la vigilancia incesante de su nuevo rey.

Pero Aegon sabía que la muralla de piedra no sería suficiente para proteger su nuevo reino, ni tampoco los dragones, tan temibles como eran, si él y su hermana Visenya no estaban presentes para guiar a sus soldados. Así, cada murmullo en la corte, cada visita inesperada, cada noble cuya lealtad tambaleaba, se convertían en recordatorios de la fragilidad de la paz conseguida. Visenya, de naturaleza calculadora y firme, compartía con su hermano la desconfianza hacia las casas sometidas. Como guerrera y estratega, sabía que un solo paso en falso podría quebrar la recién adquirida unidad de los reinos, y su mirada se posaba ahora sobre sus hijos, las nuevas generaciones de dragones, que serían quienes defenderían este nuevo mundo cuando Aegon ya no estuviera.

Mientras se elevaban los muros de la capital, Aegon convocó a sus consejeros y aliados en la Fortaleza Roja, un baluarte aún en construcción que representaba el centro de su poder. En las cámaras oscuras del consejo, se discutían las amenazas persistentes: piratas que saqueaban las costas. Sargoso Saan de Lys, un supuesto Rey pirata amenazaba el dominio de la casa Targaryen sobre los Peldaños de Piedra, el primer insurgente contra la corona.

Osmund Strong, la mano del rey se inclinó hacia adelante, su rostro serio y severo. Sabía que Aegon tomaba muy en serio cualquier amenaza a su dominio, y la situación con los piratas no era algo que pudiera ignorarse.

—Majestad, este Sargoso Saan no es un pirata común. Ha logrado unificar a diversas tripulaciones bajo su estandarte, y sus saqueos no son actos de simple pillaje —dijo, su voz reverberando en el eco de la sala—. Han sido organizados de una forma que sugiere una estrategia. Su intención es clara: desafiar su reinado y, en particular, nuestro dominio sobre los Peldaños de Piedra.

Aegon entrecerró los ojos, apoyando los dedos en su mentón mientras escuchaba. El Dragón estaba acostumbrado a las amenazas, pero sabía que los enemigos en el mar requerían una estrategia diferente, una que mantuviera a salvo sus territorios sin desviar el enfoque de sus aspiraciones continentales.

—El mar siempre ha sido un desafío para nosotros —dijo Aethan, señalando los Peldaños de Piedra en el mapa—. Pero este Sargoso Saan, el supuesto Rey Pirata, ha pasado de ser una molestia a una amenaza real. Los ataques a las costas están afectando nuestra línea de suministros. Si no actuamos pronto, perderemos todo control sobre los mares del este.

Visenya escuchaba atentamente el intercambio de palabras, observando con detenimiento los mapas desplegados frente a ella. Sus ojos recorrían las costas, las mismas que, en tiempos recientes, habían sido escenario de los ataques de los piratas. No bastaba con la redada en la capital, ahora los piratas se adentraban con audacia, tomando el control de territorios vitales para el reino. Las rutas comerciales y los puertos clave caían uno a uno, y con cada incursión, la presencia de Sargoso Saan sobre el dominio de la casa Targaryen se volvía más evidente.

—Necesitamos acabar con ellos antes de que ganen más fuerza —dijo Aegon, su voz firme y decidida, interrumpiendo el flujo de pensamientos de sus consejeros—. Es cuestión de tiempo antes de que Sargoso Saan convierta los Peldaños de Piedra en su base de operaciones. Si no reaccionamos ahora, podría convertirse en un verdadero reino pirata. Necesitamos cortar de raíz su poder antes de que se expanda.