VISENYA
Los gritos de las sirvientas llenaban mis aposentos, desesperadas, como si la calamidad hubiera caído sobre nosotros. Me incorporé de inmediato, con la guardia en alto, y salí al salón para descubrir qué había ocurrido.
—¿Qué está pasando? —exigí, deteniéndome en el umbral mientras las jóvenes, temblorosas y pálidas, se volvían hacia mí.
Una de ellas, todavía jadeando, se inclinó en una reverencia apresurada antes de hablar, apenas encontrando el valor para levantar la mirada.
—Majestad... es... el príncipe Maegor. Oh dioses —la mujer cayó al suelo mientras temblada, sus ojos mostrando lo aterrada que estaba.
Sin darles tiempo a explicaciones confusas, avancé rápidamente hacia el patio de entrenamiento. A medida que me acercaba, las voces y el murmullo asustado de los presentes aumentaban, como el susurro de una tormenta que estaba a punto de estallar.
Al llegar, vi a Maegor, con la respiración agitada y las manos aún ensangrentadas. A sus pies, los cuerpos inmóviles de dos guardias yacían en el suelo, su sangre oscureciendo el polvo bajo sus pies. Él ni siquiera parecía perturbado; al contrario, había una calma siniestra en sus ojos, como si el acto hubiera sido una mera liberación de su furia.
—¿Maegor? —mi voz fue firme, aunque mi interior se debatía entre la sorpresa y la indignación.
Maegor levantó la vista lentamente, sin el menor rastro de remordimiento.
—Se atravesaron en mi camino, madre —respondió, su tono grave, casi frío, como si aquella explicación fuera suficiente para justificar la escena frente a nosotros.
Me acerqué, sin apartar la mirada de él, midiendo cada paso para contener la ola de emociones que me llenaba.
—¿Y crees que eliminar a dos hombres que solo cumplían su deber hará desaparecer tu frustración? —le espeté, manteniendo mi voz baja pero tensa, para que solo él pudiera escucharme.
Él apretó los puños, respirando con pesadez mientras miraba hacia el suelo, evitando mis ojos por primera vez. Sabía que las palabras le dolían, pero no me importaba.
Le dirigí una última mirada firme y asentí hacia la puerta.
—Camina a tus aposentos, Maegor. Hablaremos de esto en privado.
El silencio fue absoluto mientras él, endurecido pero obediente, se giraba y comenzaba a andar. Cada paso resonaba en el suelo de piedra, y el eco de sus botas se mezclaba con los susurros contenidos y las miradas temerosas de aquellos que habían presenciado el acto y la reprimenda. Maegor mantuvo la cabeza alta, aunque su marcha parecía más lenta, cada paso pesado por el peso de lo que acababa de escuchar.
Cuando finalmente desapareció al doblar un pasillo, solté un suspiro y me volví hacia los guardias y sirvientes que permanecían en el patio, algunos aún atónitos.
—Esto queda aquí, —dije con autoridad, mis ojos recorriendo a cada uno de ellos—. No es necesario que repita lo que significa desobedecer una orden de la reina.
Uno a uno, bajaron la vista en señal de respeto y comprensión. Mi familia no era ajena a las pasiones y conflictos internos, pero nunca permitiría que esos asuntos nos desmoronaran desde adentro.
Me di la vuelta para volver el castillo nuevamente, yendo hasta los aposentos de Maegor. Esto se está saliendo de control, ya paso una vez y por la forma en la que van las cosas, pasará otra vez, pero quien se hará responsable será Aegon. Abrí las puertas de su habitación y cerré tras de mí, manteniendo la compostura mientras lo miraba, con su expresión de piedra, sentado frente a la chimenea, sus dedos bailando entre las llamas.
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OUR LOVE ── 𝐦𝐚𝐞𝐠𝐨𝐫 𝐭𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧
Fanficᴏᴜʀ ⎯⎯⎯ belonging to or associated with one or more people. ໒꒱ Donde Maegor solo tiene ojos para su dulce Viserra, pero el deber y el amor se interponen entre lo que alguna vez uno de ellos creyó tener. ˎˊ˗ ʟᴏᴠᴇ ⎯⎯⎯ an intense feeling of deep affe...