Buenos Aires, Argentina
Mataderos
Barrio Naón
Esperanza estaba sentada en la silla del cuarto de Margarita (Marga para los amigos), mirando cómo ella y la amiga que tenían en común, Ximena, sacaban vestidos, calzados y miles de cosas para ver lo que se irían a poner aquella noche de sábado.
Apretó la boca cuando vio los dos vestidos que habían elegido ellas y por un segundo tuvo la descabellada idea de desistir en salir y regresar a su casa, pero su propia mente le jugó una mala pasada cuando le dijo que era mejor seguir con lo planeado y no volver hasta el día siguiente bajo el ala machista de su padre.
La chica no estaba para nada acostumbrada a esa clase de salidas nocturnas y tampoco le gustaba cuando la gente curiosa se la quedaba mirando como si tuviera un bicho en la cara. Al principio se molestaba y lloraba, pero con los años se fue queriendo ella misma y aceptándose tal y como era, una chica común con un defecto. Nada más.
Su mejor amiga se dio media vuelta y la miró.
—¿Qué te parece? —Marga le mostró el vestido.
—Es lindo, me gusta para vos.
—Para mí no querida, es para que te lo pongas ahora, vas a reventar la noche con este vestidazo —le dijo toda emocionada mientras saltaba y movía la prenda colgada de la percha.
—Estás re loca, no pienso ponerme eso —abrió más los ojos horrorizada.
—Vení acá, Sor Esperanza y deja de quejarte y horrorizarte como si lo que te mostré te va a dejar con el culo al aire —le dijo en tono serio, pero con risitas.
—Es muy corto.
—Con el culo panadero que tenés cualquier vestido te va a quedar corto, así que, no te quejes y empeza a desnudarte.
Esperanza se carcajeó levemente y se desvistió con parsimonia frente a las dos.
Si su padre se enteraba que estaba por usar un vestido por debajo del trasero iba a gritarle en decirle que dejara de verse con esas amigas que lo único que le harían iba a ser llevarla por el mal camino, el camino de la perdición y los pecados, y terminaría descarriada y puta.
La chica tenía sus propias opiniones, unas que no le diría a su padre porque él siempre anteponía su justificación en comentarle que lo hacía por su propio bien en no dejarla salir durante los fines de semana a la noche porque de aquella manera velaba por su seguridad y prefería tenerla en su territorio para que no le sucediera nada, puesto que con esas amigas que tenía sería lo contrario.
Esperanza estaba harta de la manera en cómo su padre la trataba, nunca la dejaba salir y si lo hacía, era durante el día manteniéndola vigilada por miedo a que se convirtiera a su criterio en la presa fácil de los pecados de la noche.
La joven quería independizarse, estudiar y progresar en la vida, pero sabía que bajo su dominio jamás lo iba a hacer.
Se miró al espejo de cuerpo entero y quedó mirando su silueta.
—Tierra llamando a Esperanza, ¿hay alguien ahí? —dijo Ximena.
—Perdón, ¿qué decían?
—Que el vestido te queda pintado, boluda —expresó Marga—, ya quisiera tener un poco de tu culo.
La chica se rio de nuevo.
—Y yo quisiera tener un poco de tus tetas, porque las mías son dos limones.
Las tres se carcajearon y terminaron de arreglarse.
—Me gusta mucho cómo te queda el verde y sobre todo el vestido, toda una femme fatale —acotó Xime.
—Bueno, ya salgamos que se nos hará tarde y en el sector VIP casi siempre tenemos que estar puntuales.
—¿Sector VIP? —preguntó Espi perpleja.
—Te dije que las conseguí, cuando pido cosas exclusivas no lo hago solo para mí, me gusta compartirlas con ustedes que son mis mejores amigas.
—Lo sé, pero no pensé que fuéramos a esa zona.
—El boliche es nuevo, hace tan solo dos fines de semana que abrió, así que, es la sensación del momento —declaró Marga.
—¿Se sabe quien es el dueño? —curioseó Xime, a quien le gustaban los chismes.
—Sí, está en boca de todos, su nombre es Sinclair Hunt y es extranjero —les comentó y bajaron por el ascensor hasta el estacionamiento—. Es uno de los mejores lugares de Puerto Madero y no entra cualquiera.
Las tres se metieron al auto y Ximena manejó para salir del edificio y agarrar la autopista.
Esperanza se quedó en el asiento trasero, callada y escuchándolas, estaba nerviosa porque era la primera vez después de tantas insistencias por parte de sus amigas que salía con ellas a bailar. Rara ya se sentía y no se quería imaginar cómo se pondría cuando pisara el exclusivo lugar.
Preparación del Chupito:
Imagen de Freepik.es
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Un Dios llamado Pecado ©
RomantikSinclair es el pecado encarnado. Esperanza es la inocencia encarnada. La noche en que se conocen, sus vidas trazan un hilo que nada ni nadie podrá romper. 🍸🍸🍸🍸🍸🍸🍸 Inicia: 01 de Octubre Finaliza: