🍈MIDORI SOUR

44 14 1
                                    

Buenos Aires

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Buenos Aires

Microcentro

Las dos estaban caminando por las calles de Puerto Madero mientras Esperanza miraba con emoción la ciudad como si fuese la primera vez que la veía en su vida. Puerto Madero siempre le provocaba esa sensación de alegría, porque parecía otro país.

Margarita apenas lo vio venir hacia ellas, pero distraído mirando el paisaje porteño, aprovechó para que su amiga se diera cuenta también.

—¡Qué casualidad encontrarnos acá! —comentó Marga contenta.

—Hola, ¿cómo están? —les dijo saludando a las dos—. No me di cuenta de que estaban por aquí también, estaba distraído mirando este paisaje.

—No pasa nada —rio la castaña—, estoy por ir a retirar unos papeles para el viaje que tengo dentro de una semana y días.

—Tenemos que ir —habló con énfasis Esperanza.

—Yo estaba por ir a almorzar. ¿Comiste algo? —se lo preguntó a la única que le interesaba.

—No, pero tengo que acompañar a Margarita.

—Yo puedo ir sola, seguro que tengo que esperar y te vas a aburrir.

—Pero te acompañé justo por eso.

—Anda a almorzar con Sinclair, yo me comeré un sanguche por ahí mientras espero, en serio, vayan.

—Podemos almorzar los tres —contestó ella.

—Sí, claro —admitió él.

—No, tranquilos, tengo cita a las dos de la tarde y voy a llegar tarde si almuerzo con ustedes, gracias igual. Así que, aprovechen en comer y conocerse más.

—Marga —susurró ante lo que le había escuchado poniéndose incómoda de repente.

—¿Nos vamos? Pensaba almorzar en Happening.

—Bueno —lo miró.

—Después te mensajeo —le dijo su amiga.

—Está bien.

Cuando Margarita los saludó para seguir su camino, los dos quedaron en silencio.

—¿Qué te gustaría almorzar en el restaurante?

—No sé porque no era la idea de ir a comer algo sino acompañarla, sin contar con que no puedo pagar un plato en Happening, no hasta que consiga un trabajo y ni sé si alcanzaría un sueldo básico —le comentó incómoda.

—Nadie dijo que tienes que pagar el plato.

—Tampoco quiero ponerte en un compromiso, porque sé que Marga lo hizo a propósito —se lo confesó sin vueltas.

—No me importa que lo haya hecho con ese fin, por lo menos tenemos otro día más para conocernos mejor —le ofreció el brazo para caminar juntos.

Esperanza aceptó su brazo poco tiempo después de asentirle con la cabeza y caminaron con tranquilidad y conversando hasta el restaurante.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Un Dios llamado Pecado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora