Puerto Madero
Sinful Club Nocturno
El auto de Ximena se estacionó en el estacionamiento del club y las tres se bajaron. Esperanza se quejaba por lo corta que era la falda del vestido e intentaba bajarlo como podía sin resultado.
—Deja de tirar el vestido, la tela no cede y vas a terminar rompiéndote las uñas —le dijo Marga.
—Este es uno de esos momentos en los que me gustaría quedarme en la cama acovachada y calentita comiendo arroz con leche y canela mientras miro una película.
—Dejate de joder, Esperanza —acotó Xime—, las tres sabemos bien que tu papá no va a dejarte tranquila, así que, lo de ahora es mejor, esta noche vas a tener que divertirte y no poner esa cara de apretada —le contestó entre risas y agarrándola del brazo para caminar las tres a la par.
—Ustedes saben que nunca entré a un lugar como el que me llevan ahora.
—Lo sabemos bien y por eso esta noche, es la noche —emitió con énfasis Margarita.
Las chicas salieron del sector de los autos y caminaron hasta la entrada del club pasando por la fila de personas que esperaban el ingreso. Espi se quedó perpleja cuando vio la fachada del lugar, imponente, exótico y pecaminoso. El lugar exacto para olvidar tu nombre, un lugar que sabía con seguridad que no era para ella.
Margarita le mostró la exclusiva tarjeta al hombre de seguridad y les colocó a las tres un sello neón en el dorso de la mano para dejarlas pasar.
El club era más lujoso por dentro y Esperanza estaba anonadada, lo bueno de lo raro que le parecía todo el lugar era que por el momento no había mucha gente y solo estaban las personas como ellas tres que estaban en el sector vip.
Las luces de color verde limón con las tenues que daban ese efecto de privacidad en la zona privilegiada tenían ese toque de seducción que los interesados por estar en pareja necesitaban. Al lado de la barra había unas alas iluminadas en color turquesa y verde neón, y Marga y Xime la animaron a que posara para que le sacaran un par de fotos.
—Divina, toda una dulce inocente tratando de no pecar —rio Marga y guardó el celular.
Sus dos amigas se sentaron en las sillas y fueron pidiendo un trago cada una al barman mientras que Esperanza recargó la espalda contra la barra teniendo en las manos la cartera.
—Vas a tener que tomar algo y no quedarte con el pico seco y la cara de tuje, si tomas algo no vas a ser una descarriada como siempre te lo dice el puto de Aurelio —comentó Marga que no le tenía mucha simpatía al padre de su mejor amiga.
—Ustedes piden y no saben qué le meten en las bebidas porque no te los preparan frente a vos.
—Ay dale, Sor Esperanza, pareces una vieja chota —dijo Ximena riéndose y Marga le siguió.
—Nadie va a ponerle algo al trago, te lo aseguro —admitió la castaña—. Sentate tranquila, pedite lo que quieras y disfruta la noche.
Subió de costado y como pudo al taburete con respaldo al tiempo que se sostenía la falda del corto vestido. Apenas se acomodó dejó la cartera sobre la barra y esperó mientras miraba el sinfín de botellas alcohólicas con sus colores y formas.
El chico que estaba atendiendo se acercó a ella y le preguntó lo que iba a pedir.
—Agua mineral natural y me gustaría que abras la botella frente a mis ojos, por favor.
Este se rio entre dientes y se alejó un poco para sacar del pack una botella de vidrio junto con un vaso.
Preparación del cóctel La Vie en Rose:
Imagen de Freepik.es
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Un Dios llamado Pecado ©
Roman d'amourSinclair es el pecado encarnado. Esperanza es la inocencia encarnada. La noche en que se conocen, sus vidas trazan un hilo que nada ni nadie podrá romper. 🍸🍸🍸🍸🍸🍸🍸 Inicia: 01 de Octubre Finaliza: