🍊Parte 3

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Mataderos

Barrio Naón

Esperanza llegó al chalé de su mejor amiga y al verla por el portero eléctrico le abrió la reja. Ella entró y Marga abrió la puerta para hacerla pasar.

—¿Y bien? —Se interesó la chica.

—¿Y bien qué?

—No te hagas, ¿cómo fue la mañana? Por lo que veo bastante bien, ¿no?

—Fue normal.

—Esa ropa es nueva y cara —comentó—, Sinclair, el Dios del Pecado, no se va con rodeos, te compra ropa y dejó que durmieras en su habitación.

—Quise pagársela, porque pensé en pedirte a vos plata y después te la devolvía, pero no quiso.

—Obvio que no iba a querer —abrió más los ojos ante lo que le había dicho su amiga—, es todo un caballero. ¿Qué más pasó?

—Me duché y desayuné con él, aunque me insistió bastantes veces.

—Normal en vos, de pedo no te lo pide de rodillas para que te quedes a desayunar, no entiendo porqué te cuesta aceptar algo de un hombre.

—Porque ya sabes lo que va a pensar mi papá y lo que yo pienso de un chico cuando se me acerca.

—No todos son como crees y tu padre puede pensar lo que su mente machista quiera pensar, vos no le estás haciendo mal a nadie, por compartir un desayuno o una charla con Sinclair o con quien sea, no te califica de nada y si sucede algo, bienvenido sea, el sexo nunca viene mal si es de mutuo acuerdo y si usamos protección —le afirmó con seriedad absoluta.

—Eso ya lo sé, pero sabés que me cuesta mucho pensar, así como vos, pero dudo mucho que tenga interés en mí, solo lo hizo por atento que es, nada más.

—Haya sido por eso o no, es lindo cuando un hombre es atento y caballero con nosotras, y sé que siempre no te tomas en cuenta para cosas así, no te priorizas, pero te dije muchas veces que no siempre lo lindo y lo bueno entra por una cara bonita y un cuerpo despampanante,

—Lo sé, Marga, pero siempre viví bajo el machismo de mi papá, pensando que, si hago cosas raras que en realidad son normales, me dirá que soy una puta.

—Aurelio puede pensar lo que quiera, vos sos vos, no él. Y va siendo hora de que te independices, vas a tener que hacerle frente si querés progresar y tener un buen futuro, Espi, yo puedo ayudarte, ya lo sabés bien.

—No quiero cargarte con mis cosas.

—Si te lo ofrezco es porque no me cuesta ayudarte y quiero hacerlo, solo tenés que decirme que aceptas.

—Gracias, pero no por ahora.

—¿Cuándo entonces?

—No lo sé, más adelante capaz —le dijo intentando zanjar el tema y le preguntó otra cosa—, ¿es verdad que ese hombre es amigo de tu amigo?

—Sí, es verdad, el colega de trabajo que tengo en la oficina cada tanto va a Nueva York y me dijo que él estaba por inaugurar un club nocturno, conseguí la invitación vip por correo.

—Entiendo, ¿y es como se muestra? ¿Así de atento y caballero?

—Ajá y me parece que no me podés negar que algo te llamó la atención, ¿o sí me lo vas a negar?

—Lo que yo piense no le tiene que importar a él, ¿o sí? Puede que me haya llamado la atención, capaz porque nunca un chico me trató así de lindo, pero sé cuándo alguien lo hace por amabilidad y cuándo por interés.

—¿En serio? No lo creo —negó con la cabeza también—. Esperanza, vos no tuviste ninguna experiencia con un chico de tu edad y tampoco con un hombre como Sinclair, así que, no podés saber eso.

—Bueno, eso es cierto. ¿Y Xime?

—Se fue anoche, me dejó en casa y ella se fue al departamento —expresó y volvió a hablarle sobre el tema anterior—, Esperanza, vos no te mereces una persona mala y machista como ese compañero tuyo de trabajo, ese es un cero a la izquierda, maltratador y repugnante, no estás para aspirar solamente a esa clase de hombre —le confesó con honestidad mirándola con mucha atención—, mereces que te quieran muy bien, te mereces una vida feliz y que te traten como una princesa y quiero eso para vos, no menos.

—Tampoco puedo pretender un imposible.

—Vos no sabés las vueltas de la vida y ese vestidazo hizo furor anoche —le sonrió.

La argentina levantó los hombros en señal de no saber mucho y le dijo que se iba a su casa en colectivo.

—Te alcanzo yo, no te preocupes.

—¿Segura?

—Sí, no estamos tan lejos.

—Está bien —asintió con la cabeza también.

Las dos se metieron en el garaje y luego salieron con el auto.


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Un Dios llamado Pecado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora