Buenos Aires
Habían pasado tres días desde que Sinclair regresó a su país y Esperanza aún pensaba en él. Sabía bien que no debía hacerlo, pero lo hacía y eso la tenía un poco angustiada también. No podía y no tenía que pensar en ese hombre, porque pertenecía a otro mundo, un mundo muy distinto al suyo.
Su amiga la observó con atención porque la veía distraída.
—¿En qué pensás? —Frunció el ceño y le acercó un mate.
—En nada —alzó un poco las cejas y agarró el mate—, no quiero hablar de mí, decime, ¿cómo te está yendo en el trabajo?
—Muy bien, ¿te acordás que te dije que la empresa donde trabajo tiene la sede en Estados Unidos? —le comentó y ella asintió con la cabeza—, bueno, me parece que me van a asignar a la sede, el jueves pasado tuvimos una reunión y me ofrecieron trabajar allá.
—Eso es muy bueno, ¿no? —contestó entusiasmada y con una sonrisa.
—Lo es, pero a mí me preocupa otra cosa.
—¿Qué te preocupa? —cuestionó uniendo las cejas.
—Vos me preocupas, tengo miedo de dejarte sola.
—Ay, dale Marga —se rio un poco y le devolvió el mate—, no tengo cinco años, no sería la primera vez que me quede sola en la casa.
—Ya sé, pero no me gustaría que se aparezca tu papá o ese desgraciado de César.
—Él no sabe la dirección de acá.
—Se lo pregunta a tu papá y es lo mismo.
—No tenés que preocuparte por mí, bastante con que me estás aguantando, que ya van tres días y no estoy haciendo un pomo.
—Por eso no te hagas drama, yo te dije que iba a bancarte hasta que lo necesites, sos mi mejor amiga, estamos en las buenas y en las malas, Espi —le dio otro mate y le apretó la mano con cariño mientras le sonreía.
—Vos siempre fuiste así de genial conmigo y eso que no tenemos iguales posiciones sociales.
—A mí no me importa eso —admitió con honestidad—. La amistad no se basa en esas cosas.
—Lo sé, la verdadera amistad no —le sonrió también.
—Entonces, ¿no te importa que vaya?
—Para nada, es tu futuro laboral y tenés que hacer lo que más te convenga.
—De acuerdo —asintió con la cabeza.
Marga dejó que tomara el mate con tranquilidad y aprovechó para mandarle un mensaje de texto a Sinclair habiendo calculado el horario que había en Nueva York.
Hola Sinclair, soy Margarita, la
dirección de mi casa es Cañas 1000,
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Un Dios llamado Pecado ©
RomanceSinclair es el pecado encarnado. Esperanza es la inocencia encarnada. La noche en que se conocen, sus vidas trazan un hilo que nada ni nadie podrá romper. 🍸🍸🍸🍸🍸🍸🍸 Inicia: 01 de Octubre Finaliza: