19.Clavel

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significan amor; los rosados, el amor maternal; los claveles blancos, la pureza.


Después de varias semanas de coqueteos, miradas cómplices y momentos compartidos, Lukas finalmente reunió el valor para dar el siguiente paso. Estaba decidido a dejar de lado la ambigüedad y ser claro con Kelly sobre sus intenciones. Aunque siempre había sido el chico confiado, con ella todo parecía más importante, más real.

Una tarde, mientras se despedían del grupo después de un día de clases, Lukas se quedó un poco atrás, esperando el momento perfecto para hablar con Kelly. Ella caminaba junto a Karla, riendo de algo que acababa de decir, y él no pudo evitar sonreír al verla.

—Kelly, ¿puedo hablar contigo un segundo? —preguntó Lukas, acercándose con una sonrisa tranquila.

Karla le lanzó una mirada divertida, sabiendo exactamente qué estaba pasando, y se despidió rápidamente.

—Claro, ¿qué pasa? —preguntó Kelly, curiosa pero con una ligera sensación de anticipación en su pecho.

Lukas metió las manos en los bolsillos, luciendo un poco más nervioso de lo habitual, lo cual no pasó desapercibido para Kelly.

—Bueno, he estado pensando… —comenzó, sin saber cómo empezar exactamente—. Hemos pasado mucho tiempo juntos, y realmente me gusta estar contigo, ya lo sabes.

Kelly sintió una ola de calor en las mejillas pero mantuvo la calma.

—A mí también me gusta pasar tiempo contigo, Lukas —respondió con una sonrisa tímida.

Lukas respiró hondo, decidido a no perder más tiempo.

—Quiero hacer esto de la manera correcta. ¿Te gustaría salir conmigo? De manera oficial, me refiero. No solo pasar el rato como amigos. Una cita —dijo, buscando sus ojos, esperando su reacción.

Kelly se quedó en silencio por un momento, sorprendida por la claridad y sinceridad de Lukas. Aunque ya lo veía venir, escuchar esas palabras la emocionó más de lo que esperaba.

—¿Una cita? —repitió, asegurándose de haber escuchado bien.

Lukas asintió, sonriendo más relajado al ver que no lo había rechazado inmediatamente.

—Sí, una cita. Solo nosotros dos, en un lugar bonito. ¿Qué te parece?

Kelly sintió su corazón acelerarse. La idea le emocionaba, y no pudo evitar sonreír.

—Me encantaría, Lukas —respondió finalmente, sus palabras ligeras pero llenas de emoción.

Lukas sonrió ampliamente, satisfecho con la respuesta. Ahora tenía que asegurarse de que la cita fuera especial.

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El sábado siguiente, Lukas pasó a buscar a Kelly en su moto, algo que no había mencionado cuando planearon la cita, pero que de alguna manera encajaba con su estilo despreocupado. Kelly, al ver la moto, soltó una risa nerviosa.

—¿Así que este es nuestro transporte? —preguntó, levantando una ceja.

Lukas se encogió de hombros, con una sonrisa encantadora.

—¿Demasiado atrevido? —preguntó en tono de broma mientras le ofrecía un casco.

—Bueno, me esperaba algo más tradicional, pero esto tiene su encanto —respondió Kelly, aceptando el casco y colocándoselo.

Subió a la moto detrás de Lukas, y cuando él arrancó, sintió la adrenalina correr por sus venas mientras se aferraba a su cintura. A pesar del nerviosismo inicial, no pudo evitar disfrutar del viaje. La sensación del viento, la libertad, y el hecho de estar con Lukas hicieron que todo se sintiera perfecto.

Llegaron a un pequeño restaurante junto a la playa, un lugar tranquilo y acogedor, donde la vista del mar al atardecer era impresionante. Lukas había hecho una reserva especial en una mesa con una vista espectacular del océano, algo que Kelly no esperaba.

—¿Qué opinas? —preguntó Lukas mientras tomaban asiento.

—Es… increíble. No me esperaba algo tan bonito —respondió Kelly, admirando la puesta de sol mientras el cielo se teñía de tonos naranjas y rosados.

La conversación fluía de manera natural, como siempre lo hacía entre ellos, pero había algo más en el ambiente. Las risas seguían presentes, pero ahora venían acompañadas de miradas largas, silencios cómodos y una nueva cercanía que antes no habían explorado.

—¿Sabes? —dijo Kelly mientras jugaba con su copa de agua—, no me imaginaba que nuestra primera cita fuera así. Pensaba que sería más… no sé, incómoda.

Lukas sonrió, apoyando los codos en la mesa mientras la miraba.

—Bueno, me alegra sorprenderte. Aunque todavía falta lo mejor —respondió con una sonrisa traviesa.

Después de cenar, Lukas la llevó a la orilla del mar. Había preparado una pequeña fogata, algo improvisado pero romántico, y Kelly no pudo evitar sonreír ante el gesto.

—¿Te gusta? —preguntó Lukas mientras se sentaban juntos frente al fuego, sus manos casi rozándose en la arena.

—Me encanta —respondió Kelly, sintiendo una calidez que no solo provenía del fuego.

El sonido de las olas, el crepitar de la madera, y la tranquilidad del momento los envolvía. Lukas finalmente tomó su mano, entrelazando sus dedos con los de ella de una manera suave pero firme.

—Sabes, Kelly —dijo Lukas después de unos minutos de silencio—, no soy muy bueno en esto de las relaciones, pero contigo… me siento diferente. Me siento listo.

Kelly lo miró, sorprendida por su sinceridad.

—Tampoco sé exactamente qué estoy haciendo, pero también me siento bien contigo, Lukas. —respondió con una sonrisa sincera.

Ambos se quedaron en silencio, disfrutando del momento, sabiendo que su relación estaba evolucionando hacia algo más profundo. La primera cita había sido más que un simple encuentro; había sido el comienzo de algo nuevo, algo serio.

Y aunque ambos sabían que el camino no sería fácil, en ese momento, bajo el cielo estrellado y el sonido de las olas, todo parecía perfecto.

Saturno>Lukas UrkijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora