Saturno>Lukas Urkijo

41.Gladiolos

Integridad, fuerza y victoria

Flashback

El tiempo pasó, y aunque el dolor de la pérdida de Lukas seguía presente, Kelly comenzó a notar pequeños cambios en sí misma. Era un proceso lento y, a menudo, doloroso, pero había momentos en que la luz se colaba a través de las grietas de su tristeza, recordándole que aún había vida por delante.

La rutina diaria se convirtió en un refugio. Comenzó a salir más con Sofía y Alan, quienes siempre estaban a su lado, brindándole apoyo y compañía. Juntos, visitaban cafés, asistían a eventos de la escuela y exploraban nuevas partes de la ciudad. Cada salida era un pequeño paso hacia adelante, una manera de reconstruir su vida sin Lukas, aunque su recuerdo siempre estaba presente.

Una tarde, mientras caminaban por un mercado local, Kelly vio un puesto que vendía flores. Sin pensarlo, se acercó y compró un ramo de margaritas blancas, las favoritas de Lukas. Mientras sosteniendo las flores, una oleada de nostalgia la invadió, pero esta vez no se sintió abrumada. En lugar de eso, sonrió, recordando todas las veces que Lukas había intentado hacerla reír con sus ocurrencias.

-¿A dónde vas con esas? -preguntó Alan, al ver el ramo en su mano.

-Quiero llevarlas al parque. A veces siento que hablarle a él me ayuda. No creo que él esté realmente "fuera de mi vida". Siempre estará en mi corazón -respondió Kelly, sintiendo que su voz se llenaba de determinación.

Cuando llegaron al parque, Kelly se sentó en el mismo banco donde solían pasar el tiempo juntos. Colocó las flores a su lado y cerró los ojos, tomando una respiración profunda.

-Hola, Lukas. Solo quería decirte que te extraño tanto -comenzó, su voz suave y sincera-. A veces me siento perdida, pero estoy intentando ser fuerte, como tú me enseñaste.

Las lágrimas comenzaron a caer, pero esta vez no eran lágrimas de desesperación, sino de amor y gratitud. Hablarle a Lukas se había convertido en un ritual reconfortante, y poco a poco, empezó a sentirse más en paz.

En las siguientes semanas, Kelly se centró en las cosas que realmente disfrutaba. Se inscribió en un taller de pintura, algo que siempre había querido hacer pero nunca había tenido la oportunidad. En cada pincelada, sentía que podía liberar parte de su dolor. Las canvases se llenaron de colores vibrantes, representando tanto la tristeza como la alegría que llevaba en su corazón.

Sofía y Alan siempre estaban ahí para animarla. En una de las clases, mientras todos los participantes compartían sus obras, Kelly sintió un cosquilleo de nervios. Pero cuando finalmente se levantó para mostrar su pintura, se sintió más segura que nunca.

-Esta es una representación de cómo me siento ahora -dijo, señalando la mezcla de colores-. La tristeza está ahí, pero también hay espacio para la esperanza y la alegría. Y eso es gracias a ustedes.

Sofía le sonrió, con lágrimas de orgullo en sus ojos, y Alan la aplaudió con entusiasmo. En ese momento, Kelly supo que estaba en el camino correcto. Aunque la ausencia de Lukas siempre sería un doloroso recordatorio, también había un futuro por delante.

Con el tiempo, la risa comenzó a regresar a su vida. Kelly se dio cuenta de que, aunque Lukas había dejado un vacío enorme, sus amigos estaban allí para llenarlo con amor y apoyo. Organizaron salidas y noches de películas, y cada vez que se reía, se sentía como si estuviera honrando la memoria de Lukas, como si él estuviera disfrutando del momento con ella.

Una noche, mientras todos estaban sentados alrededor de una fogata en la playa, compartiendo historias y riendo, Kelly sintió que por primera vez en mucho tiempo, la tristeza se estaba mezclando con la felicidad. Era un equilibrio delicado, pero lo aceptó.

Mientras observaba las llamas danzar en la oscuridad, sintió que Lukas estaría orgulloso de ella. Había comenzado a sanar, a reconstruir su vida. Aunque la pérdida de Lukas siempre sería parte de su historia, ella estaba lista para seguir adelante, llevándolo siempre en su corazón.

En ese instante, se prometió a sí misma vivir plenamente, como él lo haría. Con cada nuevo día, iba a ser una celebración de lo que habían compartido y de la vida que aún le esperaba.