Capitulo Trece: Aúlla por sangre

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(Red Daughter)

El frío metal de las esposas alrededor de mis muñecas parecía quemar la piel que aun mantenía los rastros vividos de ese veneno verde. ¡No pude salvarla! Es lo único en lo que puedo pensar mientras me transportaban por el pasillo oscuro del laboratorio en lo que supongo es el DEO (literalmente eso dicen los uniformes de los guardias). Confieso que mantengo una sonrisa serena, más que nada por el miedo que he causado y las vidas que arranqué junto a Lena en ese momento final donde entendí que la humanidad no tiene nada para ofrecerme.

No tengo miedo de morir o de sentir dolor, después de todo no es la primera vez que paso por algo como esto. Humanos, inyecciones, experimentos y dolor, no son cosas ajenas a mi entender, es más, esa había sido mi vida hasta el momento en que Lena decidió que podría darme más. ¡Maldita vampiresa! Sabía que todo lo que ella ofrecía no duraría mucho, pero como era su costumbre tuvo que hacer un drama brutal hasta el final para romperme el corazón. "Prometo que no te dejare esta vez" Dijo y mantuvo su promesa hasta convertirse en polvo.

Por otro lado, puedo afirmar con cierto recelo que Kara también se encuentra aquí. Puedo sentir sus ojos mirándome o quizás sean los de esa pelirroja. ¡Creo que su cuello será el primero en romper cuando salga de aquí! Quiero que esa agente me vea a los ojos y entienda que murió dolorosamente por no cumplirle su palabra a Lena. Pero más allá de esto, me alegra que la tensión sea visible en el rostro de cada persona en esta habitación. Aunque traten de demostrar una dureza implacable. Solo son humanos.

Todos ahora saben que no soy una parte errónea de Kara, sino que soy una amenaza peligrosa, una criatura que debía ser estudiada y controlada. ¿Realmente creen que lo lograran? Cuando no son capaces ni de controlarse a sí mismos. "Esto no tiene que ser así" Escucho de la nada en un susurro proveniente de la pelirroja que finalmente sale de las sombras. ¡Que irónico! Está intentando penetrar el muro de determinación que me rodeaba.

-No me conoces, pero Kara sí. – Replico después. – Mi nombre es Alexandra Danvers, y estoy a cargo del DEO. Créeme cuando te digo que, si Kara pudo confiarme su vida, no hay razón para que no confíes en mi palabra. Puedo dejarte libre, si cooperas con nosotros.

- Alexandra Danvers. – Digo a la vez que estiro las palabras. – Yo te doy mi palabra, que el día en que venga por ti, lo sentirás en tu estómago. El miedo será lo único que tendrás para defenderte.

Alex apretó los dientes y no respondió, lo que solo hizo que la sensación de satisfacción creciera cada vez más. Esto me daba la certeza de que Kara estaba cerca, las palabras que salieron de la boca de Alex, sin duda eran cosa suya. Probablemente la rubia se encontraba detrás de alguna de las puertas, escuchándonos atentamente, o quizás estaba encerrada en una de las celdas de máxima seguridad esperando a que esta pelirroja entrara en razón. Todo depende de que tan rebelde se haya comportado al final al ver como la mujer que le prometió toda una vida de satisfacción se convertía en nada más que polvo.

En el fondo realmente deseo que la segunda opción sea la correcta. Imaginarme a Kara enfrentada contra la hermana que una vez había sido su compañera de lucha, su heroína personal, era irónico, pero que ahora estuviera atrapada como una criminal a causa suya, sería la mejor forma de demostrarle que los humanos nunca dejan atrás sus viejos hábitos. Todo esto se había salido de control, mucho más allá de lo que cualquiera de nosotros hubiera imaginado, pero ya no había vuelta atrás. Tan solo tratare de dejar mi mente en blanco para resistir los siguientes días.

Espero que no me juzguen por eso, pero admito que con el tiempo lo más mortal de estar encerrado es el tiempo o la percepción de él. Los agentes del DEO podrían venir cada día y hacerme lo mismo que antes me hicieron (en efecto así fue), pero, los largos momentos de silencio entre visita y visita acompañados de la oscuridad y el sonido de la desesperación son cosas diferentes.

Sombras de TerciopeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora