Capitulo Tres: Esperanza

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 (Kara)

No podía creer lo que sucedía, eran pasada la una de la madrugada y el hecho de llegar terriblemente tarde a mi hogar, me permitió ver de manera plena mi anhelo hecho realidad. ¡Ella estaba aquí! Se había materializado a través de una neblina y su mirada perfecta de ojos verdes estaba haciendo que mi pulsación se hiciera irregular. No tenía ninguna herida, trauma o mínima señal de que algo malo le hubiera pasado, pese a todos esos años. El tiempo no le había dejado huella y la sensación plena que dejaba su presencia podía sentirse sobre mi piel. Parecía que nada se oponía a que yo me acercara, le hablara o incluso la tocara (si ella lo consentía). En consecuencia, le extendí los brazos de forma recatada, dándole la señal de que su regreso era bienvenido.

No obstante, ella no dijo nada, ni se movió un milímetro. Su intrigante figura cubierta en terciopelo negro tenía la misma aptitud que las tumbas tuvieron en su momento. Quizás estaba perdida, quizás no podía reconocerme... quizás mi imaginación ya no era tan vivaz como antes. Independientemente de eso, no perdí un solo instante y la invité a quedarse; en efecto, le iba a preparar la mejor habitación (que también era la mía) y con algo de suerte pasaríamos la noche juntas como la última vez.

Ella no respondió a mi pedido, sin embargo, se dejó llevar, lo que permitió que estuviera recostada sobre la cama poco después ante mi mirada y la luz de la luna que se filtraba por la ventana de mi habitación. Su graciosa figura parecía envuelta en una confusión casi infantil; como si no recordara quien era, donde estaba o las cosas que había hecho para ayudarme cuando lo necesitaba.

-Mi nombre es Kara Danvers – Dije finalmente para romper el silencio. – Es probable que no me recuerdes por el tiempo que ha pasado.

- ¿Kara? – Respondió algo perdida al mismo tiempo que miraba una foto mía y de Alex que tenía sobre la mesita de noche.

-Si, quizás estoy algo cambiada, pero soy la misma persona con la que pasaste la noche hace trece años atrás. ¿Recuerdas? Estaba llorando en mi habitación, en Kansas y luego tu apareciste de la nada para consolarme.

-Estabas sufriendo por tus padres, por tu casa... tu planeta. – respondió entre dientes. – Tanto dolor dentro de una criatura hermosa.

"¿Me recuerdas?" Continue emocionada haciendo salir toda esa esperanza guardada con los años, pero, apenas me acerqué a la cama para sujetar su mano, algo me hizo enmudecer y retroceder unos pasos. Trataré de explicarme, pues parece estúpido que finalmente al llegar el momento de verla nuevamente todo fuese arruinado por mí misma, al notar que el rostro que tenía ante mí era el mismo que se me había aparecido durante aquella terrible noche de mi infancia, el rostro que tanto me había impresionado y sobre cuya aparición había reflexionado durante años no había cambiado en nada.

¡Era cierto! Ella no había envejecido, algo que me horrorizaba en secreto. Era un rostro encantador, y su expresión conservaba la melancólica dulzura que tenía cuando lo vi por primera vez, pero, ¿Cómo? ¿Cómo era posible algo así? Cuando yo misma al no ser humana envejecía cada día. Fue entonces y de un momento a otro que su rostro se iluminó con una sonrisa, como si ella también acabara de reconocer a una vieja amiga dentro de un rostro completamente distinto.

Se produjo un silencio que duró unos instantes. Finalmente, ella habló cuando yo, ya no podía hacerlo.

- ¡Qué raro! -Exclamó-. Tengo la sensación de que hace unos momentos vi tu rostro en la nieve. Pero estas aquí, ¿Significa que pudiste escapar? ¿Eres libre? Lamento haberte dejado, pero juro que desde entonces me he obsesionado de tal ha modo, que no he podido olvidar que te deje atrás. Y tu cabello, es mucho mas hermoso que antes.

Sombras de TerciopeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora