(Kara)
El viento se colaba entre los edificios altos de Ciudad Nacional, silbando su lamento mientras el sol se ocultaba tras las nubes, tan sombrío como mi propio corazón. El DEO, una fortaleza que alguna vez simbolizó la seguridad y la esperanza de esta ciudad... del mundo, ahora era un montón de escombros humeantes. Los cuerpos de quinientos servidores de los intereses de la nación yacían bajo las ruinas, y entre ellos, el cuerpo sin vida de Eliza, mi propia madre.
Era la segunda figura materna que perdía en mi vida, no obstante, el verdadero dolor no era el caos exterior y la desesperación de los humanos, sino el temor que palpitaba dentro de mí, desgarrándome el alma ante la perdida inminente de todo en lo que creía.
Estoy ahora flotando, inmóvil, en el centro de lo que alguna vez fue la entrada principal del DEO, incapaz de procesar la magnitud de lo que acababa de suceder apenas algunas semanas atrás. Mi respiración se sentía pesada, y no solo por los rastros de Kriptonita utilizados para contener a la Red Daughter dentro de estos muros, sino por el silencio en el aire cual losa opresiva que me hundía en el abismo ante los recuerdos finales de ese día.
Claramente lo recordaba, Alex, mi hermana... destrozada, más allá de lo reconocible. La vi arrodillada, con las manos temblando y los ojos llenos de lágrimas, apretando el cuerpo frío y sin vida de nuestra madre entre sus brazos. Eliza, quien me había dado una segunda oportunidad cuando llegue a la Tierra, la que en incansables ocasiones fue la figura de protección que necesite, la mujer que fue mi refugio, mi guía... ahora, era nada más que un cadáver con todos los órganos expuestos hacia afuera.
"Alex... lo siento" susurré en aquel entonces una y otra vez, pese a que mi voz se ahogaba entre la pesadez del momento y el peso palpitante de mis heridas. No podía acercarme a ella. No podía soportar el dolor en sus ojos. No existían simplemente palabras de consuelo para su alma en decadencia. La veía al borde de la locura, siendo una sombra de la mujer fuerte que había conocido toda mi vida. Su dolor, su sufrimiento... me atravesaba como una daga cada vez que miraba sus ojos vacíos, perdidos en la agonía. Alex estaba rota y su situación no mejoraría con el tiempo.
Mi hermana, mi compañera... mi responsabilidad para con la humanidad se perdió aquel día. Admiren ustedes si todo cuanto he dicho fue solo la consecuencia obvia de actos viles que los propios humanos causaron al cazar y torturar a un ser como Svetlana, sin embargo, pocos días después cuando me recuperé finalmente de las heridas más graves y traté de hablar con Alex, de extender mi mano hacia ella, simplemente no logré nada. El nudo en mi garganta me impedía respirar o siquiera sentirme humana ante su rotundo rechazo. Alex no reaccionó ante mi suplica. Parecía que no podía oírme, ni juzgarme o siquiera molestarse conmigo. El mundo se le había derrumbado y no podía alcanzarla. La había perdido... ambas nos habíamos perdido.
No era solo la muerte de nuestra madre, sino todo lo que habíamos sido. El DEO, su legado que sin notarlo había adoptado como mío, el lazo entre hermanas, Jeremiah... todo había caído. Y yo era la responsable. Yo debería haber estado allí para protegerla, para protegerlas a las dos, de aquel ser infernal como tanto me lo habían advertido. Pero fallé y la conclusión obvia fue que Alex jamás regresara a mirarme nuevamente, a hablar conmigo con cariño o siquiera a solicitar mis servicios como la heroína de la ciudad por más que insistí una y otra vez en demostrarle que nosotras éramos lo último que quedaba de los Danvers.
"El día que mi padre te trajo a casa" Comento en una ocasión "Me hizo prometer que cuidaría de ti y lo hice. ¡Que maldita imbécil fui!" Y con esas pocas palabras, Alex escupió sobre lo poco que quedaba de su ambigüedad firme de hermana protectora y lo sustituyo con total desprecio hacia los enemigos de la ciudad que continúo cazando desde su pequeño escondite con los pocos soldados que aún tenía a su mando jurando una y otra vez ante la tumba de Eliza (una que me prohibió visitar) que no permitiría que yo regresara a su lado, al lado de la familia Danvers, hasta alcanzar la redención.
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Sombras de Terciopelo
FanfictionKara, es una joven inocente y curiosa, que se siente irresistiblemente atraída por una enigmática y seductora figura de su infancia. Mientras tanto, Red Daughter sigue los pasos de una visitante misteriosa cuya belleza oculta un deseo tan antiguo co...