Capítulo Siete. Michael

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Capitulo Siete.

John Stirling, Conde de Kilmartin llegó a Aubrey Hall a eso de las dos de la tarde acompañado de su primo y casi hermano Michael Stirling. Ambos hombres fueron recibidos con gran alegría por casi todos los Bridgerton que se encontraban en el salón principal.

Francesca estaba dichosa de poder volver a ver a su marido después de casi una semana de haberlo dejado en Londres.

Todas las mujeres Bridgerton adoraban al otro señor Stirling. Sólo una sonrisa ladina, un trato divertido, una conversación inteligente, alegre y simpática le habían bastado para conquistarlas cuando lo conocieron. Él, era tal y como ellas lo describían. Un caballero encantador que estaba allí para hacerlas felices con su presencia, su gracia e sus historias. Nada tenía que ver su porte y gallardía con su hermosura. Decían ellas que era un deleite observarlo.

Todas terminaban suspirando. No podían ni querían evitarlo.

Anthony y John se quejaban del favoritismo que aquel hombre les generaba a todas ellas. Sus esposas eran las encargadas reconfortarlos y confirmarles que no estaban tan equivocados.

Michael, a estas alturas, ya era parte de la familia después de tantos meses acompañando a su primo en diversas ocasiones.

En esta oportunidad fue él quien les había traído regalos a las damas porque John ya se había encargado de traer obsequios para los niños.

Chocolates para Lady Violet. Un perfume para Kate. Una pulsera para Francesca. Pendientes muy delicados para Eloíse. Un collar para la Duquesa. Un par de listones para los vestidos de Hyacinth. Hasta Lady Featherington recibió un pañuelo de seda. Para qué decir que quedaron maravilladas.

Y para su estimada Penélope, quien no había aparecido para recibirlos. Tenía algo especial. Le habían informado que ella estaba con su hijo tomando un poco de sol así que en cuanto pudo se escabulló de los presentes en la sala de estar y fue a su encuentro.

En Aubrey Hall había comenzado el movimiento previo al baile que darían en dos días los Vizcondes Bridgerton por lo que los sirvientes andaban para allá y para acá trasladando cosas y arreglos florales para acomodarlas en el gran salón destinado para dar los bailes y sus alrededores.

Cuando Michael por fin vio a Penélope empujar la carriola por los jardines, estaba sola, no lo dudó y fue a hacerle compañía. Ella venía de pasear a su hijo por los jardines de la propiedad.

- ¡Pen! -La saludó desde las escaleras.

- ¡Michael! ¡Qué alegría verte! -Le dijo ella cuando él estuvo cerca.

-Te dije que volvería por ti, mi farfalla favorita-Bromeó.

Michael siempre tuvo la palabra justa para hacerle reír.

-¡Vaya! Crece muy rápido-Observó él quitándole la carriola y empujándola él.

Penélope estaba contenta de volver a ver a aquel hombre al que había conocido en su peor momento personal. Cuando no podía sonreír. No sabía porque el primo de John había encontrado en ella a una amiga hasta que entendió que él estaba pasando por algo similar. Él también sufría por amor, aunque no lo exteriorizase. Aquel era un hombre fuerte. No había que ser especifico, pero una vez que compartieron una conversaron bastante profunda, Michael le dio a entender que compartían un sentimiento y por eso ella le llamaba la atención. Sin rodeos, Michael le planteó ser amigos. Ella, embarazada y con muy poco que hacer en los momentos en que no estaba con Eloíse ni con Benedith tuvo que admitir que el caballero era todo un personaje.

Se entendían y eso les había bastado para generar una buena amistad.

Michael, por su parte, la admiraba profundamente. Sabía lo que había tenido que pasar Penélope por los mismos Bridgerton. Había lamentado haberla conocido después de efectuado aquel dichoso matrimonio por poderes. De conocer su historia antes, quizás él hubiera actuado y se habría hecho un hombre decente. Penélope hubiera sido una buena opción. En realidad, todavía lo era. Si ella quedaba libre en el futuro. Por ahora, ella era una amiga muy querida.

Matrimonio por PoderesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora