Capítulo Doce. Paréntesis.

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Capítulo Doce.

Benedict Bridgerton, no quería bailar más. Cuatro piezas seguidas eran suficientes. Su madre le había pedido que fuera gentil con las damas que no tendrían tanta suerte esta noche. Había cumplido en demasía y estaba harto. Se alejó de las madres con sus hijas casaderas, se sirvió una copa de un trago y miró a su alrededor y dio una vuelta.

El baile estaba en su apogeo. La música no había dejado de sonar y la noche prometía ser una más de tantas que había vivido. Al menos estaba en Aubrey Hall y podía escabullirse cuando quisiera.

Benedict se acercó a Eloíse, quien estaba junto a Lord Kemble, Penélope y la madre de ésta. Compartió con él por unos minutos y lo invitó a ir de caza con su familia, al amanecer. Siempre es bueno tener otro par de manos con las que contar.

Robert no había compartido tanto con los Bridgerton como hasta esta noche. Los encontró interesantes y por ello aceptó la invitación de buena gana. Su amigo requirió su presencia, se despidió y se retiraron del baile.

Kate y Daphne eran unas anfitrionas tremendas. Hablan, reían y se mezclaban con los invitados. Violet las miraba orgullosa. El baile era todo un éxito.

Lady Danbury estaba complacida, se lo había dicho recién a Simon quien la acompañó hasta las escaleras. Agatha le había confiado que no había tenido que intervenir para que las piezas se movieran solas. Ella decidió retirarse a sus aposentos. Por esta noche ya era suficiente.

Mañana sería otro día.

Portia, se dio cuenta de que ya estaba bastante alegre como para continuar bebiendo más champaña por lo que también optó por retirarse del baile junto a por par de señoras que se quedaban en Audrey Hall.

John y Francesca se habían retirado también. Al parecer a John no se le había disminuido el malestar. Ambos pensaron que lo mejor es que se acostara y descansara. Un sueño tranquilo podía ser reparador.

Michael a estas alturas bailaba con Eloíse. Ella era la única señorita que no estaba ilusionada con conquistar a alguien como él. Ambos e divertían y bailaban despreocupados en medio de las bromas de Michel por el alivio que significaba no tener que bailar con las señoritas que lo veían como si fuera un trofeo a conseguir al lado de la pista y que no le quitaban los ojos de encima.

Benedict estuvo un rato con sus amigos... los Mondrich. Luego salió por un poco de aire fresco y se encontró con sus hermanos Anthony y Colin. Estaban riendo con otro hombre de cabello negro. Decidió acercarse, le parecía conocido.

* * *

-He estado cuarenta minutos. Mucho más de los quince habítales. Y sólo por el gusto de hablar con tu esposa-Le dijo a Colin.

Colin ya había bajado un poco la guardia con su amigo.

-Ahora me explicas como es que tú lograste conquistar a semejante mujer. Por lo poco que la traté, se nota que tiene cerebro.

-Nos comprometimos hace un poco más de un año y tontamente me alejé de ella al saber que ella era Lady Whisteldown.

Colin resopló y Anthony le contó cómo fueron las cosas.

-Eres un estúpido. Deberías haber estado orgulloso-Le dijo su amigo a modo de reproche.

-Los casamos por poderes. No había otra salida-Dijo el Vizconde.

-Por eso en nuestro último encuentro no lo mencionaste. Estuve preocupado de tu estado catatónico por días. Si. Las fechas coinciden... un año ¿verdad?

-No estoy feliz por mi reacción y aún lo estoy pagando porque la amo. De acuerdo-Concluyó Colin irritado.

-Otro que cayó en las redes del amor-Se burló el Duque-Da gracias de que ella esté casada contigo. Sí no fuese así el caso no hubiera dudado en involucrarme con ella a mi manera.

Matrimonio por PoderesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora