Capítulo Ocho. Resiliencia.

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Capitulo Ocho.


Hyacinth Bridgerton disfrutó plenamente de la cena "familiar" que se estaba desarrollando frente a sus ojos. Era entretenido que ya la incluyeran a sus catorce años para una cena tan pomposa como está en comedor principal usando una de las vajillas más hermosas y para ocasiones especiales, con sólo un par de invitados que a estas alturas ya se consideraban familia extendida. Lady Featerington, la madre de Penélope, una de sus queridas cuñadas y el señor Stirling o simplemente Michael... como él le había pedido que lo llamara hace tan solo unas cuantas semanas atrás. Era un hombre encantador y sí las demás señoras de la casa suspiraban por él ¿Por qué ella no? Que suerte tenía de estar sentada a su lado. Sus ojos observaban cada detalle de aquel hombre tan seguro de sí mismo.

La adolescente deseó tener algunos años más... por segunda vez en su vida.

John y Francesca estaba en su propio mundo. Como siempre.

Daphne discutía los detalles de la fiesta con Kate y Lady Violet. Faltaba que llegaran los espumantes de la ciudad de Brest que traería Lady Danbury mañana. Seguramente Simon viajaría con ella.

Anthony y Benedict intercambiaba opiniones sobre sí era bueno ir de caza al día siguiente del baile o al subsiguiente. Estarían todos. Pues Gregory también llegaría en la mañana del día del baile.

Penélope estaba un poco incomoda. No por la presencia de Michael. Él era un bálsamo. Lo que le tenía nerviosa era la mirada del hombre con el que estaba casada. Temía que pronto saltara sobre su amigo y lo atacara. Nunca lo había visto actuar así. El ceño duro y la mirada fija.

Colin tenía cara de pocos amigos... a momentos se dedicó sólo a comer, a momentos a observar a su esposa y a veces a escuchar cómo el maravilloso Michael les había traído obsequios. Michael había dicho esto, Michael hizo lo otro. Michael reía. Michael miraba a Penélope. Michael..., Michael..., Michael...

El tenedor que tenía en la mano estaba a punto de doblarse. No quería comer nada a esas alturas y eso era extraño en él.

Colin, tenía el estómago apretado. Como sí hubiera comido hiel. Al segundo siguiente rechazó seguir comiendo del plato.

Ahora, Eloíse, Michael y Penélope conversaban amenamente a cerca de los viajes de Michael.

Colin se percató que en cada intervención de Michael terminaba en una sonrisa, una mirada sugerente, en un alagado. Todo dirigido a Penélope.

Eloíse y Michael, Hyacinth y Michael... Pen y Michael.

Toda la atención, era para él.

Penélope estaba interesada, de eso Colin no tenía dudas. Michael y su esplendor la iluminaban.

-Dime, Eloíse... ¿Qué lugar te gustaría conocer? - Preguntó aquel hombre interesado.

-Supongo que Paris.

- ¿Y a ti mi querida farfalla? - Cuestionó el hombre.

¿Ese maldito infeliz le había puesto un diminutivo a su mujer?

A Colin le martilló el cerebro. De pronto tuvo imperiosas ganas de atravesar la mesa y partirle esa cara perfecta.

-Italia, sin dudarlo. Aunque estaría entre Nápoles... Florencia o quizás Venecia.

-Tendremos que pasear por sus canales alguna vez-Dijo Michael ilusionado- ¿Te imaginas lo fantástico que sería?

Colin ya ni si quiera respiraba de lo encolerizado que estaba.

Matrimonio por PoderesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora