˚˖𓍢ִ໋🌷͙֒ꜰᴜᴛᴀᴛꜱᴜ ✧🩷 ɴᴏ ˚.ᴛᴀᴍᴀꜱʜĪ 🎀༘⋆

💖 ᴠɪᴀᴊᴇ ᴀ ʟᴀ ɪꜱʟᴀ ᴅᴇʟ ᴀᴍᴏʀ (2) 💖

Con el Thousand Sunny acercándose a la Isla del Amor, la emoción llenaba el aire. Los miembros de la tripulación del Sombrero de Paja se preparaban para desembarcar, cada uno con sus pensamientos y expectativas sobre lo que les aguardaba en esta misteriosa isla. A medida que se acercaban, las olas rompían suavemente en la orilla, y el aroma dulce del aire envolvía a todos con una sensación de calidez y alegría.

Luffy fue el primero en saltar al muelle, su energía inagotable brillando como siempre. "¡Voy a ver qué hay aquí!" gritó, corriendo hacia la costa. La arena suave acariciaba sus pies descalzos, y se detuvo un momento para inhalar profundamente el aire que lo rodeaba. Era como si el sentimiento del amor estuviera flotando en cada rincón de la isla, y una sonrisa de felicidad se dibujó en su rostro.

Detrás de él, Zoro lo observaba con una expresión neutral, aunque algo en su pecho se sentía diferente. A pesar de su habitual desdén por las cosas románticas, la atmósfera cálida y cariñosa que emanaba de la isla lo afectaba más de lo que estaba dispuesto a admitir. Se acercó, manteniendo su distancia, pero sintiendo la curiosidad burbujear en su interior. "No sé qué tienen de especial estas islas, pero hay algo extraño en el aire", murmuró, sin saber que sus propias emociones empezaban a revelarse.

"¡Chicos, vengan!" Luffy llamó a sus nakamas, que aún se encontraban en el barco. Nami, Usopp, Chopper, Sanji, Robin, Brook y Franky se unieron a él, y cada uno fue recibido por el mismo ambiente acogedor que inundaba la isla.

"Es hermoso", dijo Robin, admirando la flora vibrante que crecía en la costa. "Este lugar tiene un aire de magia."

"¡Y también hay dulces!" exclamó Usopp, con los ojos brillando al notar un árbol cargado de frutas coloridas. "¿Creen que sepa a amor? ¡Quiero probarlo!"

Sanji, siempre atento a la belleza a su alrededor, estaba buscando algún lugar donde cocinar, sin dejar de notar las mujeres del pueblo a lo lejos que parecían estar preparándose para una celebración. "Esto podría ser un paraíso, chicos. ¡Tal vez pueda hacer un banquete para todos!" dijo, ya en sus pensamientos de cocina.

Zoro, sin embargo, se mantuvo al margen, observando a sus amigos con un ligero ceño fruncido. "¿Por qué todos están tan emocionados? Es solo una isla", dijo, tratando de restarle importancia a la situación. Pero en su interior, había una inquietud que no podía sacudirse, un leve atisbo de lo que la isla podría desatar en él.

Mientras el grupo comenzaba a explorar, se percataron de que desde la costa se podía ver un pequeño pueblo en la distancia, lleno de color y actividad. "Miren eso", apuntó Chopper, emocionado. "Parece que hay una celebración. ¿Qué creen que están celebrando?"

"Tal vez sea un festival del amor", bromeó Brook, sacando su guitarra. "¡Déjenme cantarles una canción para animar el ambiente!" Sin embargo, su entusiasmo fue interrumpido por la mirada de Zoro, que lo fulminó con los ojos.

"Ya basta de canciones, primero vamos a ver qué está pasando allá", ordenó Zoro, mientras comenzaba a caminar hacia el pueblo. El resto lo siguió, cada uno compartiendo sus impresiones sobre la isla y su atmósfera inusual.

A medida que se acercaban, las risas y los cánticos se hacían más fuertes. Los colores vibrantes de las decoraciones eran un espectáculo visual que prometía diversión y emoción. "¡No puedo esperar para ver lo que hay ahí!" gritó Luffy, corriendo hacia adelante, con Zoro a su lado, sin poder evitar que su pulso se acelerara ante la anticipación de lo desconocido.

"Recuerden, no se separen", advirtió Nami, llevando a la tripulación hacia el corazón del pueblo. "No sabemos qué nos espera aquí."

Con cada paso que daban, la incertidumbre y la emoción crecían. En sus corazones, Luffy y Zoro sentían un leve cambio, como si la isla comenzara a desenterrar sentimientos ocultos que habían mantenido bajo llave. Sin saber lo que el destino les tenía reservado, avanzaron hacia la celebración, donde el amor y el misterio estaban por entrelazarse en su viaje.