𐙚 ˚ʜᴀᴘᴘʏ ʙɪʀᴛʜᴅᴀʏ🍰 ⋆ᴢᴏʀᴏ-ꜱᴀɴ。💚˚ ᡣ𐭩

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La luna flotaba en el cielo, una esfera plateada rodeada de estrellas que brillaban con una calma envidiable

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La luna flotaba en el cielo, una esfera plateada rodeada de estrellas que brillaban con una calma envidiable. La suave brisa marina acariciaba la cubierta del Sunny, llevando consigo el olor salado del mar, mientras las velas crujían de vez en cuando en el silencio de la noche. Era una de esas noches que, sin previo aviso, invitaban a la reflexión, donde el mundo parecía detenerse por un instante y el tiempo fluía más despacio.

Luffy estaba sentado en el borde de la cubierta, con las piernas colgando sobre el abismo oscuro del océano, donde solo se veía la negrura del agua reflejando vagamente la luz de las estrellas. Su sombrero de paja descansaba sobre su espalda, atado con una cuerda que se mecía suavemente con el viento. No había rastro de su habitual energía desbordante ni de sus explosivos estallidos de risas. En su lugar, sus ojos grandes y oscuros parecían perdidos en el horizonte, como si estuviera absorbiendo la paz de esa noche tranquila.

Pero en su mente, las cosas no estaban tan calmadas. Pensaba en él. En Zoro.

A lo largo de los años, había habido innumerables momentos entre ellos, desde peleas épicas hasta bromas tontas compartidas al borde del caos. Zoro siempre había sido su compañero de confianza, su espada inquebrantable en los momentos más oscuros. Pero ahora... ahora había algo más. Algo que Luffy apenas entendía, pero que estaba ahí, tan real como la brisa que le despeinaba los cabellos.

Zoro, por su parte, dormía profundamente en una de las habitaciones del Sunny, ajeno a la sorpresa que Luffy estaba tramando para él. Su cumpleaños estaba a solo unas horas de distancia, pero Luffy no podía esperar. ¿Cómo podría? La emoción burbujeaba en su pecho, una mezcla de anticipación y, en cierto modo, de vulnerabilidad. Porque aunque Luffy no solía preocuparse por esas cosas, había algo especial en hacer que Zoro se sintiera valorado, amado. Y esta noche, la víspera de su cumpleaños, era el momento perfecto para hacerlo.

Luffy se puso de pie lentamente, sus pies descalzos rozando la madera fría de la cubierta. El sonido del agua rompiendo contra el casco le acompañaba mientras caminaba en dirección a las escaleras que llevaban a las habitaciones. A medida que avanzaba, sus pensamientos seguían revoloteando alrededor de Zoro. En cómo siempre estaba ahí, firme como una roca, sin importar lo que ocurriera. Luffy sonrió para sí mismo, pensando en la cara que pondría Zoro cuando viera su sorpresa.

Cuando llegó frente a la puerta de la habitación donde Zoro dormía, Luffy se detuvo. Por un momento, el silencio fue total. Todo el barco parecía haber entrado en una especie de pausa, como si incluso el viento se contuviera para no interrumpir lo que estaba por ocurrir. Luffy respiró hondo, sintiendo una leve corriente de nerviosismo. No era algo que él experimentara a menudo, pero había algo diferente en esa noche. Una mezcla de intimidad y expectativa que hacía que su corazón latiera un poco más rápido.

Con suavidad, empujó la puerta, que cedió con un leve crujido.

El cuarto estaba en penumbra, apenas iluminado por un rayo de luna que se colaba a través de una pequeña ventana. Zoro estaba acostado, con los brazos cruzados bajo su cabeza, respirando profundamente. Su pecho subía y bajaba con el ritmo constante de alguien que dormía profundamente, completamente ajeno a todo.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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