˚˖𓍢ִ໋🌷͙֒ꜰᴜᴛᴀᴛꜱᴜ ✧🩷 ɴᴏ ˚.ᴛᴀᴍᴀꜱʜĪ 🎀༘⋆

💖 ᴠɪᴀᴊᴇ ᴀ ʟᴀ ɪꜱʟᴀ ᴅᴇʟ ᴀᴍᴏʀ (7) 💖

El amanecer se asomó sobre la Isla del Amor, bañando el paisaje con un cálido brillo dorado. La suave brisa matutina acariciaba el rostro de los sombreros de paja, que se despertaban lentamente después de una noche de celebración llena de risas y música. A medida que los rayos de sol iluminaban el pueblo, una sensación de renovada curiosidad se apoderaba de todos, especialmente tras la magia del día anterior.

Luffy fue el primero en despertarse, saltando de su hamaca con un brillo de emoción en los ojos. "¡Hoy es el día perfecto para explorar esta isla! ¿Qué misterios puede tener?" exclamó, haciendo que la pequeña cabaña donde habían pasado la noche temblara con su energía.

Zoro, que aún estaba medio dormido, frunció el ceño mientras se estiraba. "¿Misterios? La única cosa misteriosa aquí es cómo puedes tener tanta energía después de una noche así", respondió, todavía adormilado.

"¡Vamos, Zoro! ¡Quiero saber más sobre esta isla! Ayer fue increíble, pero creo que hay más por descubrir", insistió Luffy, ya vestida y con una sonrisa de oreja a oreja.

Los demás miembros de la tripulación comenzaron a despertarse, atraídos por la energía contagiosa de Luffy. Sanji se unió, aún con el cabello desordenado, y agregó: "¡Y yo quiero encontrar algo delicioso para desayunar! Pero antes, debemos asegurarnos de que esta isla no esté escondiendo nada peligroso."

"Siempre estás pensando en la comida, Sanji", bromeó Usopp mientras se frotaba los ojos. "Pero también estoy intrigado por los secretos que pueda tener este lugar. La tradición del amor es un buen punto de partida".

Robin, que había estado escuchando, asintió. "Podríamos investigar más sobre la historia de esta isla y sus costumbres. Quizás haya leyendas que expliquen su misterioso aura."

Zoro, por su parte, observaba a Luffy con una ligera inquietud. Aunque había disfrutado de la celebración, algo en la atmósfera de la isla lo había afectado más de lo que esperaba. Había sentido una calidez en su pecho, un tira y afloja de emociones que lo desconcertaba. "No podemos perder tiempo con leyendas. Deberíamos estar preparados para cualquier cosa", murmuró, intentando mantener su imagen habitual de despreocupación.

Sin embargo, a medida que avanzaban hacia el centro del pueblo, la curiosidad de Luffy solo crecía. La isla parecía palpitar con vida, como si las flores que adornaban el lugar susurraran secretos. "¿Sientes eso, Zoro? Este lugar es... diferente. Hay algo en el aire", comentó Luffy, mientras absorbía el ambiente a su alrededor.

Zoro no respondió de inmediato. Mientras caminaba junto a Luffy, se sintió más expuesto a las emociones que la isla parecía evocar. Era como si cada aroma floral, cada rayo de sol, le recordara la importancia de las conexiones que había formado. "Sí, puede ser que... haya algo raro", admitió, sin querer profundizar en sus sentimientos.

Mientras el grupo se acercaba a un pequeño mercado que se había establecido en la plaza central, notaron que los lugareños estaban vendiendo adornos florales y amuletos que supuestamente traían buena suerte y amor. Las risas y los murmullos llenaban el aire, creando una atmósfera vibrante.

"¡Mira eso!" gritó Luffy, señalando un estante lleno de coloridas coronas de flores. "¡Deberíamos llevar algunas para recordar este lugar!"

"¿Qué te harías, una de esas coronas de flores en la cabeza?" Zoro le lanzó una mirada escéptica, aunque una parte de él no podía evitar sonreír ante la imagen. "Te verías ridículo".

"¡Eso es exactamente lo que quiero!" Luffy se reía, acercándose al puesto para elegir una corona de flores. Cuando se la puso, su rostro brillaba de alegría. "¡Mira, Zoro! ¡Soy un rey del amor!"

La risa de Luffy resonó en el aire, y, aunque Zoro intentó mantener su seriedad, se encontró sonriendo. Sin embargo, a medida que se movían por el mercado, sentía que algo en él se desestabilizaba, una mezcla de emociones que no podía entender del todo.

Mientras exploraban, una anciana se acercó a ellos, sosteniendo un pequeño amuleto hecho de conchas y flores. "Este es un talismán de la Isla del Amor. Atrae la felicidad y el amor verdadero. Pero cuidado, también puede desvelar los sentimientos ocultos", explicó con una sonrisa sabia.

Luffy se inclinó hacia Zoro, sus ojos brillando de curiosidad. "¿Crees que deberíamos conseguir uno, Zoro? Podría ser divertido."

Zoro se encogió de hombros, pero la idea de algo que pudiera desvelar sus sentimientos lo incomodó. "No necesitamos eso. Somos fuertes, no necesitamos talismanes", dijo, intentando reafirmar su imagen.

Sin embargo, Luffy parecía más intrigado que nunca. "¡Pero lo que somos también incluye lo que sentimos! ¡No hay que tenerle miedo a los sentimientos!", dijo Luffy, lleno de convicción. Mientras hablaba, su energía pura y optimista afectaba a Zoro de maneras que apenas podía entender.

A medida que continuaban explorando, Zoro notó que cada rincón de la isla parecía vibrar con una energía única. Las risas, los murmullos, y la calidez de la gente resonaban en su interior, haciéndole cuestionar lo que había dado por sentado sobre las conexiones humanas. "¿Qué demonios me está pasando?" pensó, sintiendo su corazón latir con más fuerza ante cada interacción.

Mientras se alejaban del mercado y se adentraban en un sendero que conducía a un bosque lleno de flores, Luffy se detuvo de repente. "Mira esas flores, Zoro. Tienen un color hermoso. Quiero recoger algunas para hacer otra corona".

Zoro asintió, pero sus pensamientos estaban en otro lugar. "Luffy, ¿te has preguntado por qué esta isla se llama así? ¿Qué significa realmente el amor para ti?" preguntó, intentando profundizar en una conversación que parecía importante.

"¡Claro! ¡El amor es... es lo que sentimos por nuestros amigos, por la aventura! Es lo que hace que la vida sea emocionante y divertida", respondió Luffy con la misma facilidad que siempre.

Pero en el fondo, Zoro sabía que había más en la respuesta. Un susurro dentro de él le decía que había más que solo la diversión en la amistad. Era un dilema que nunca había enfrentado antes. Y mientras la atmósfera cálida de la isla continuaba afectándolo, comenzó a preguntarse si quizás, solo quizás, había algo más entre él y Luffy que la simple camaradería.

Con una brisa suave que arrastraba los aromas de las flores a su alrededor, Zoro sintió que las defensas que había levantado comenzaban a tambalearse. La isla estaba jugando con sus emociones, y él sabía que tenía que enfrentar lo que sentía, antes de que se volviera demasiado grande para ignorar.

La aventura apenas comenzaba, y con cada paso que daban en la Isla del Amor, los sombreros de paja se acercaban a una revelación sobre ellos mismos y el significado del amor que podría cambiar sus destinos para siempre.