Creo que la portada ya dice de que será, pero aun recalco que este será un apartado dado para una pareja "Boy x Boy" respecto a 2 personajes de un anime muy conocido 🌟
La intención de esta historia (de muchas) es simplemente dar muchas situaciones...
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Era un día tranquilo en el Thousand Sunny. El sol brillaba alto en el cielo, y una suave brisa marina acariciaba las velas mientras el barco surcaba las aguas con gracia. La tripulación estaba dispersa, cada uno en sus quehaceres; algunos disfrutaban del clima, mientras otros, como Nami y Robin, aprovechaban para descansar bajo el sol en la cubierta.
Luffy, sin embargo, parecía distante. Sentado en el borde del barco, miraba fijamente al horizonte con una expresión que pocas veces mostraba: pensativo. Sus cejas estaban levemente fruncidas y, de vez en cuando, su mirada se perdía como si estuviera tratando de descifrar un enigma que solo él podía ver. Nami, quien lo observaba con curiosidad desde hacía un rato, frunció el ceño al notar que su capitán parecía ajeno a todo lo que sucedía alrededor.
—Luffy —llamó, acercándose con Robin a su lado—. ¿Estás bien?
Luffy dio un pequeño sobresalto, como si no se hubiera dado cuenta de que estaba siendo observado, y se giró para mirar a las dos mujeres con una sonrisa medio distraída.
Robin lo miró con sus ojos perspicaces, notando la duda en su voz. Algo en su capitán no encajaba. Luffy, por lo general despreocupado y siempre con una sonrisa, ahora estaba callado, casi meditabundo. Para alguien como él, eso era poco común. Robin cruzó los brazos con una leve sonrisa en los labios.
—¿Seguro que no hay algo en lo que estés pensando, Luffy? —preguntó con voz suave, con ese tono calmado que invitaba a la sinceridad sin siquiera pedirla directamente—. Casi parece que estuvieras preocupado por algo.
Luffy soltó un suspiro, sus hombros se relajaron y, como si finalmente se decidiera, se inclinó un poco hacia adelante.
—Es que... creo que algo raro le pasa a Zoro —admitió en voz baja, como si no quisiera que alguien más lo escuchara.
Las palabras de Luffy captaron inmediatamente la atención de ambas. Nami y Robin intercambiaron una rápida mirada, compartiendo esa mezcla de intriga y sorpresa. No era común que Luffy hablara de sus compañeros de esta manera, y menos de Zoro, con quien tenía una relación de confianza y camaradería sin igual. Robin arqueó una ceja, tratando de descifrar las intenciones de su capitán.
—¿Raro cómo? —preguntó Nami, con un tono más curioso que preocupado, aunque en sus ojos brillaba una chispa de interés.
Luffy se cruzó de brazos y miró al suelo, buscando las palabras adecuadas.
—Bueno... —dudó, frunciendo el ceño en concentración—. Últimamente, cada vez que me acerco a él o estamos cerca, su cara se pone como... rojita.
Nami y Robin parpadearon, tratando de procesar lo que acababan de escuchar. ¿Zoro, sonrojado? Era una imagen difícil de imaginar; después de todo, el espadachín solía ser el más serio de todos ellos, rara vez dejando entrever emociones tan visibles. Pero la expresión sincera en el rostro de Luffy y su genuina preocupación les hizo comprender que no estaba bromeando.
