Capitulo 3

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Terminan las clases y Florencia lo único que quiere es volver a su casa estar tranquila, sin más recuerdos, pero Thomas se acerca.

-¿Y esa cara?- le pregunta.

Florencia traía una cara de angustia que se le notaba desde lejos.

-¿Qué pasa Flo? ¿Alguien te hizo algo?-pregunta Thomas cada vez más preocupado.

-No, estoy bien...-Dice Florencia caminando hacia la salida del instituto.

-Sé que estas mal, así que dime ¿Qué pasa?-le da la mano y la frena para que ella dejase de caminar.

-Son solo cosas de mi antigua vida, créeme no quieres saber...-dice Florencia incómoda.

-¿De dónde vienes?- le pregunta finalmente Thomas.

-Curicó, un pueblo chico que muy pocos conocen- dice Florencia, pensando en que era imposible que Thomas supiera algo de aquel lugar.

Cuando Florencia dice "Curicó" Thomas se acuerda que él había estado ahí una vez, el número dieciséis se le vino a la mente de la nada.

-¿Lo conoces?- pregunta Florencia.

-No, no lo sé- dice Thomas mintiendo, porque había algo que lo ponía incómodo pero no sabía qué.

Thomas en su casa no podía dejar de pensar:

"Curicó, yo he ido pero ¿qué hice allá?" Thomas no podía recordar que había hecho solo se acordaba que había llegado a la casa de un amigo, salieron en la noche y luego no hay más recuerdos.

Cuando Thomas se fue a dormir se sacó su camisa y se acostó en su cama mirando hacia el techo sin poder dejar de pensar en Florencia, en Curicó, en ese número que no lo dejaba tranquilo y lo que más le incomodaba era no poder saber que había hecho en ese lugar. "¡¿Cómo es que no me acuerdo?!" pensaba... hasta que no pudo permanecer más despierto y se tumbó en sus sueños.

"Voy caminando por una calle que no puedo reconocer, todo se ve borrosos, agitado y todo me da vueltas. Estaba usando una camisa color rojo de cuadrilles, miro hacia el suelo y veo unos píes con zapatos cafés... eran los míos. En un segundo todo se torna negro. Abro los ojos de nuevo y veo que tengo a una chica entre mis brazos desnuda, pero tenía una especie de saco en la cabeza, no pude verle la cara pero la acerco a mí."

Thomas se despierta todo transpirado y lo primero que se le vino a la mente fue "dieciséis-dieciséis" una imagen, una especie de placa dorada que tenía ese número grabado.

No podía dejar de darle vueltas al asunto, tenía que descubrir porque se le venían esas cosas a la mente.

Vio la hora en su teléfono, doce de la noche. Se metió a "WhatsApp" y buscó en sus contactos "Joaquín Brown", lo apretó, "en línea" salía debajo de su nombre.

"Oye Brownie, ven a mi casa este fin de semana." Le escribió Thomas a su amigo con el cual había estado en Curicó.

"Ok, ahí voy a estar, justo necesitaba que alguien me alojara, mis padres van a salir..." Le respondió su amigo y también le preguntó por qué se le había ocurrido invitarlo, si la última vez que se vieron se enojaron... algo había pasado pero Thomas no lo recordaba así que no lo tomó en cuenta y quedaron en verse el fin de semana.

Thomas quería preguntarle todas las cosas que había hecho con él y dejar las cosas claras.

Florencia dormía, pero soñaba algo que no le gustaba, se movía para todos lados, transpiraba y mantenía sus ojos cerrados pero forzándolos. Ella no quería seguir durmiendo, quería despertar pero no pudo.

Cuando sonó su alarma en la mañana, despertó de un salto se metió a la ducha con agua fría, se miró al espejo y tenía una cara de haber dormido mal, con unas ojeras moradas muy notorias y estaba completamente pálida.

Llegó al instituto arrastrando los pies, fatigada y miró a Thomas que estaba delante de ella con exactamente la misma cara.

-Parece que alguien no durmió bien- dijo Thomas acercándose a ella.

-Sí ¿Qué te pasó?- le preguntó Florencia haciendo una broma.

-Yo... ejem, yo dormí perfecto- dice mintiendo.

-Pues yo no...- dice Florencia casi quedándose durmiendo parada.

Caminaron a la sala juntos y en el camino Florencia se sintió observada, miro para todos lados y a lo lejos vio a Klaus que la miraba descaradamente con esos ojos marrones.

A Florencia le recorrió un escalofrió por toda la espalda y eso la hizo despertar. Llegó a la sala dejó su mochila en su banco, y se fue a sentar afuera en una banca, sola, a tomar aire fresco para que se le pasara un poco la cara de dormida que tenía.

Se miraba los pies y pensaba en todo lo que había soñado, no quería hacerlo pero no lo podía evitar, los recuerdos de su sueño no salían de su cabeza. Hasta que miró hacia arriba y vio a Klaus acercándose hacia ella.

-¡Hola!-dijo Klaus, eso hizo que Florencia abriera mucho los ojos.

-Ho...-alcanzó a decir Florencia, cuando se dio cuenta que ese "hola" no iba para ella sino para alguien más.

Klaus pasó por al lado de Florencia, siguió caminando y se acercó a su amigo, lo abrazó y le pegó unas palmadas en la espalda cariñosamente. Klaus se fijó en Florencia cuando le estuvo a punto de responder "Ho..." pero no la miro, hizo como si no la hubiese escuchado para que ella no pasara vergüenza. Lo cual igualmente pasó, en ese minuto ella estaba roja, no entendía por qué le importaba tanto si a todo el mundo le puede pasar, esas no eran sus preocupaciones.

Florencia siguió pensando en sus cosas, y Klaus caminó hacia ella.

-¡Hola!-le dijo Klaus.

-¿Para mí?-le preguntó tímidamente Florencia.

-Sí... para ti- le dijo Klaus con una sonrisa canchera, esas sonrisas medias de lado, sexys.

A Florencia le encantaban esas sonrisas, y hace tiempo que no se fijaba en aquello. Dejó de mirar esos detalles cuando se empezó a fijar más en los libros y eso pasó cuando perdió su virginidad, cuando fue "V" (Violada).

-Ah... Hola, ¿Klaus cierto?- preguntó Florencia muy tímida, sabiendo perfectamente que se llamaba así, porque la vez que chocaron él se lo había dicho.

-Sí, y... ¿Qué tal Florencia?- y ahí fue cuando se enrojeció, Florencia nunca le había dicho como se llamaba, él lo había averiguado.

Florencia no hizo nada al respecto solo sonrió y lo miró a los ojos. Eso hizo que Klaus se pusiera nervioso y le dieran cosquillas en el estómago.

-Qué lindo tus ojos...-Klaus ya no sabía qué hacer, Florencia lo ponía muy nervioso y eso lo hacía decir cosas que no quería.

-Gracias...- dijo Florencia, nuevamente incómoda.

Sonó el timbre e igualmente que ayer Klaus ya no estaba a la vista de Florencia. Miró hacia el lado y ahí estaban sus compañeras. Todas se acercaron corriendo, igual que niñas chicas.

-¡Tú! Vuelves loco a eses chico, ¡¿Cómo lo haces?!-chillaban todas.

-¿Loco?- decía Florencia sin entender.

-¡Que le encantas!-dijeron todas- Eres muy lenta- rieron pero cariñosamente.

Todas las chicas del curso quedaron en juntarse en la casa de Ignacia y por supuesto que invitaron a Florencia.

Llegó el profesor gritando y eso como siempre hizo callar a todos. Y Florencia como solía hacer, tomaba apuntes

~1616~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora